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El esfuerzo detrás de los oros de Viveros

La gloria deportiva está presente en esta caleña de 24 años.

Múltiple campeona mundial, ganadora de tres medallas de oro en lo Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla-2018 y reciente figura en el Campeonato Nacional Interligas de Patinaje de Carreras en Bogotá, la vallecaucana Jhoana Viveros es una de las patinadoras del momento en el país, en la nación de los campeones mundiales.

La gloria deportiva está presente en esta caleña de 24 años de edad, la mejor de la actualidad por resultados y rendimiento, quien con un bajo perfil se ha subido con autoridad a todos los primeros escalones del podio en los que ha competido en este 2018, pero no todo ha sido tan fácil, hay muchos esfuerzos detrás de cada medalla, detrás de cada entonación del Himno Nacional o del Valle del Cauca.

La historia reciente inició con los Juegos Nacionales del 2015, cuando brilló con los colores de Boyacá y su alto rendimiento la llevó de regreso al Valle, por varias razones. Primero, por una buena propuesta económica y por volver a sentir la emoción de correr en la pista con el rojo y blanco del Valle; segundo, para seguir trabajando con su entrenadora, Luz Elena Gómez; tercero, para volver a vivir en su casa, junto con doña Marta, su madre, y cuarto, para tener acceso a los escenarios de primer nivel de la capital vallecaucana.

Sin embargo, su amplia trayectoria nacional e internacional siempre la debe ratificar cada temporada, para no perder los beneficios y en 2017 Jhoana no pudo certificarlos. A pesar de que el 2017 fue un año deportivo increíble, en el que ganó el maratón del Mundial de Nanjing (China) y fue la abanderada de Colombia y medallista de oro en los Juegos Mundiales de Polonia, como en el Nacional Interligas sólo ganó medallas de plata, en el departamento le bajaron el sueldo de una forma inesperada, sin previo aviso, sin ningún informe técnico. Lo hicieron porque fue subcampeona nacional, como si fuera poco serlo, en la tierra de los campeones del mundo.

Perder gran parte de sus ingresos de un momento a otro fue duro, como lo debe ser para cualquier colombiano y más cuando se está pagando la cuota de la casa que le compró a su mamá, cuando debe responder por gran parte de las obligaciones de la familia y cuando se debe preparar como deportista de alto rendimiento.

Fueron tiempos difíciles, porque llegaba a los entrenamientos como podía y muchas veces no tenía para regresar a casa. En ese momento parecía que iniciaba el final de la carrera deportiva de Jhoana, porque no se sentía cómoda con los tiempos y su rendimiento, pero ella insistió y no se dejó vencer, simplemente siguió trabajando y se siguió esforzando, así no viera un futuro cercano alentador.

Los apoyos de Coldeportes, la Federación Colombiana de Patinaje, el Comité Olímpico Colombiano y el club Luz Mery Tristán, que representa en el Valle, fueron claves y la ayudaron a sostener parte de sus obligaciones, pero la necesidad seguía tocando sus ruedas, por ejemplo, para ir al Campeonato Nacional de Cúcuta a principios de este 2018, tuvo que ir con recursos propios.

Cuando no se lo esperaba, cuando no se sentía en su mejor momento deportivo, de repente se vio en la pista mucho más fuerte de lo que creía estar, sacó la raza de campeona que lleva adentro para ganar la prueba por puntos y ser tenida en cuenta para la Selección Colombia, se afianzó en la élite nacional y mundial, estaba de retorno a las grandes ligas, de la que nunca se había ido, pero que por el día a día veía lejos sostener.

Sin embargo, una vez terminó el Nacional, en el que representó al Valle del Cauca, no tenía cómo regresar a Cali. Se fue para el Terminal de Transportes de la capital nortesantandereana y era imposible, estaba lleno de venezolanos y no había servicio disponible. Fue un momento de angustia para una múltiple campeona mundial y vigentes integrante de la Selección Colombia de Patinaje. Cuando no sabía qué hacer, llegó del cielo la consignación del Comité Olímpico Colombiano de atleta de alto rendimiento, de medallista de juegos Mundiales, un salvavidas preciso, en el momento justo para poder regresar a casa.

Así inició el 2018 para Jhoana, poco alentador, con muchas dificultades, pero con una esperanza, con una luz que la llevó a seguir luchando, a seguir dando la pelea deportiva y ahora, cuando la temporada va terminando, cuando se ha subido al primer lugar del podio en todo en lo que ha competido, reconoce que “si me lo hubieran preguntado al iniciar el año, no creería que hoy viviría esto”.

Un año después a esos subtítulos del 2017, con el esfuerzo y la dedicación que la caracteriza, volvió a ganar oros y cambió un poco el panorama para Jhoana, porque se ratificó en la élite de la Federación de Patinaje, de Coldeportes, del COC y del Valle, justo cuando se viene el 2019 de los Juegos Panamericanos de Lima, de los World Roller Games de Barcelona en España y de los Juegos Nacionales de Cartagena.

Cuando menos se lo esperaba, a base de esfuerzo, amor y dedicación, Jhoana se consolida como una de las mejores del país y una de las mejores del mundo, siempre teniendo claro que “Dios jamás me abandonó y estoy agradecida por todo lo que me permitió vivir en este año maravilloso”.

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Colprensa
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Martes, 23 de Octubre de 2018
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