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La carrera de obstáculos de Tokio-2020

Estos son los episodios que han precedido el aplazamiento de los juegos. 

De las lágrimas de alegría cuando se anunció Tokio como sede olímpica, al aplazamiento del evento por un año anunciado ayer, hacia los Juegos-2020 no ha sido un camino de rosas.

Estos son los episodios que han precedido el aplazamiento de unos Juegos, una decisión sin precedentes.

Lágrimas de alegría

Con el anuncio el 8 de septiembre de 2013 de la atribución de los Juegos de 2020 a Tokio, presentadores de televisión derramaron lágrimas de alegría y todo el país festejó la decisión. Pero esta explosión de júbilo dejó paso rápidamente a la emoción por el recuerdo de las miles de víctimas del terremoto y del tsunami que los  golpearon en marzo de 2011.

Marcha atrás

En julio de 2015, el primer ministro Shinzo Abe ordenó una revisión completa del proyecto de nuevo estadio olímpico como respuesta a las numerosas críticas por su elevado costo, estimado en más de 2.000 millones de euros, que lo hubiera situado como el recinto deportivo más caro de la historia. Luego se seleccionó un proyecto del arquitecto japonés Kengo Kuma en lugar del inicial, cuyas líneas futuristas tampoco despertaban unanimidad.

Vea También: Apoyo entre los deportistas colombianos al aplazamiento de Tokio 2020 

El nuevo estadio, con capacidad para 68.000 espectadores, se acabó a finales de 2019, con un costo de unos 1.300 millones de euros.

Otra marcha atrás de los organizadores en septiembre de 2015: Tokio-2020 se ve forzado a renunciar al primer logo de los Juegos porque era muy parecido al del teatro de Lieja (Bélgica), diseñado por el creador Olivier Debie, que había denunciado el plagio ante la justicia.

La locura de las mascotas

El 28 de diciembre de 2018, los organizadores hacen público la pareja de mascotas de los Juegos seleccionadas por escolares de todo el país: ‘Miraitowa’ y ‘Someity’, dos personajes con un estilo manga, con las orejas puntiagudas, grandes ojos risueños y “superpoderes”.

Este anuncio se convirtió en todo un acontecimiento en el país, donde abundan este tipo de criaturas para representar regiones, ciudades, servicios públicos o especialidades locales.

Crisis en el boxeo

El COI retira a los órganos de dirección de la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA) el derecho a organizar las competiciones durante los Juegos, basándose en diversas acusaciones. El COI asume la organización del torneo de boxeo de Tokio-2020.

Dimisiones

El 19 de marzo de 2019, el presidente del Comité Olímpico Japonés, Tsunekazu Takeda, anunció su dimisión, efectiva a partir de junio, por llegar al límite de edad, aunque se encontraba bajo presión desde la revelación en enero de ese año de su imputación por parte de la justicia francesa, que sospecha que pagó sobornos a miembros del COI para apoyar la candidatura de Tokio en 2013.

El mes siguiente se produjo otra dimisión embarazosa para Japón, la del ministro encargado de los Juegos Olímpicos, Yoshitaka Sakurada.

Maratón deslocalizado 

En verano del 2019, las altas temperaturas y la humedad extrema en Tokio fueron un suplicio para los atletas que tomaron parte en pruebas que servían de test para los Juegos. Preocupado, el COI forzó el traslado del maratón y de la marcha a Sapporo, donde el clima suele ser más clemente. Este cambio es un golpe para los organizadores y para la gobernadora de la capital Yuriko Koike, quien contaba con la prueba estrella del atletismo para promocionar su ciudad ante el mundo.

Exclusión de Rusia 

Tokio-2020 también se ha visto afectada por cuestiones geopolíticas cuando el 9 de diciembre de 2019 la Agencia Mundial Antidopaje excluyó por cuatro años a Rusia de toda competición deportiva internacional como respuesta a la “manipulación” de los datos de los controles por la Agencia Rusa Antidopaje.

Moscú presentó recurso contra esta medida ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS). En caso de confirmarse la exclusión de Rusia, los atletas de este país podrían competir en Tokio bajo bandera neutra.

Factura abultada 

El 20 de diciembre de 2019, los organizadores anunciaron que el coste total de los Juegos sería de 11.500 millones de euros, una suma que no incluye los 250 millones de euros necesarios para desplazar el maratón a Sapporo, que Tokio-2020 pretende hacer pagar al COI.

El coste total para el país de este evento también ha provocado polémica: la Comisión de Supervisión de Cuentas estimó en algo más de un billón de euros (cerca de 9.000 millones de euros) los gastos reales del Estado entre 2013 y 2018, es decir, siete veces más de lo que se había comprometido inicialmente.

Impensable cancelación

En marzo, la epidemia del COVID-19 fue declarada pandemia. Las presiones para un aplazamiento o una cancelación de los Olímpicos se acentuaron, después sobre todo de que grandes eventos como la Eurocopa y la Copa América de fútbol fueran trasladados de 2020 a 2021. El COI estimó en un primer momento que no eran necesarias “decisiones radicales” y la gobernadora de Tokio consideró “impensable” una cancelación del evento.

Aplazamiento histórico

Ayer, tres meses después del inicio de una pandemia sin precedentes de un coronavirus que ha contaminado a más de 386.000 personas y provocado más de 17.000 fallecidos en todo el mundo, el COI anunció el aplazamiento de los Juegos Olímpicos a “como más tarde el verano de 2021”.

Esta decisión es histórica: desde su creación en 1896, nunca se había aplazado en tiempos de paz. El relevo de la antorcha olímpica, que debía comenzar el jueves también quedó aplazado.

Los Olímpicos de Tokio serán un “testimonio de la derrota del virus” COVID-19, afirmó ayer el primer ministro nipón, Shinzo Abe.

Impacto económico 

El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, anunciado ayer, se presenta como un duro golpe más para la economía japonesa este año, aunque el mayor impacto procederá más bien de la crisis mundial generada por la pandemia del nuevo coronavirus.

A finales de 2019, los organizadores habían estimado que el coste total de la organización de los Juegos de Tokio (24 julio-9 agosto) debía elevarse a más de unos 11.500 millones de euros por parte de los japoneses.

Esa factura se repartía entre la ciudad de Tokio, el Comité de Organización local y el Estado central.

Sin embargo, la implicación financiera del gobierno central sería en realidad diez veces mayor, de más de un billón de yenes (moneda local), según la Comisión de Verificación de Cuentas de Japón, que opta por tener en cuenta todos los gastos desde que la sede de los Juegos fue atribuida a Tokio en 2013.

Las empresas privadas japonesas, que patrocinan en un grado importante el evento, invierten casi 3.000 millones de euros, todo un récord, por lo que también se verán afectadas.

Por otra parte, ese costo no incluye los patrocinios mundiales firmados entre multinacionales y el Comité Olímpico Internacional (COI) y que afectan a varias citas olímpicas. En ese caso se encuentran empresas japonesas como Toyota, Bridgestone o Panasonic.

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AFP
AFP
Martes, 24 de Marzo de 2020
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