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Me duele que digan que soy un vendido: Eléider Álvarez
Al boxeador antioqueño lo han criticado por perder su corona mundial del peso semipesado, el 2 de febrero, ante el ruso Sergei Kovalev.
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Colprensa
Colprensa
Sábado, 16 de Marzo de 2019

Por la cabeza del peleador colombiano Eléider Álvarez han pasado tantas cosas después de perder su corona mundial del peso semipesado que, cuando se le escucha hablar, pareciera que fuera a estallar.

Y, tal como es en el ring, arrojado y certero, pues no en vano alcanzó a tener un récord de imbatibilidad de 23 combates antes de sucumbir por decisión con el ruso Sergei Kovalev, el pasado 2 de febrero y permanecer diez años sin derrotas, cuando expresa lo que piensa de su actual momento, Eléider asume el rol de una máquina de lanzar golpes, sin control alguno.

A muchos de quienes lo fueron a recibir cuando llegó a Medellín convertido en campeón -en agosto del 2018– y hoy brillan por su ausencia por el simple hecho de haber perdido una pelea.

A sus “parceros” que, con sorna y frases infundadas, lo han criticado y hasta se han atrevido a decir que se vendió o que está acabado.

A buena parte de la prensa colombiana que lo ensalzó cuando conquistó la corona y ahora lo trata despectivamente y lo hecha a un lado.

Y ve con tristeza como esos sacrificios y restricciones, que asumió desde niño como practicante de boxeo para llegar lejos y mostrar el nombre del país, lo echan por la borda comentarios y expresiones de quienes, meses atrás, lo aplaudían y vitoreaban al calor de un éxito que, como todo, puede ser efímero.

No obstante, augura un mejor futuro y se reta al decir que ya ha demostrado condiciones y que puede volver a ser campeón mundial, quizá, para sacarse todas esas espinas que hoy lo mortifican. 

Casi dos meses después de la derrota ante Sergei Kovalev, ¿ya le hizo el duelo a esa su primera caída profesional que lo dejó sin título?

No he podido superarlo, dejar atrás diez años de una carrera intacta, siempre ganando, sin perder una pelea, es duro. Venía sin saber qué es perder desde 2008 cuando estuve en los Juegos Olímpicos de Pekín (allí perdió con el medallista de bronce, británico Tony Jeffries); me había acostumbrado a ganarlo todo y cuando llega la hora de una derrota como que uno no está preparado para eso.

(Eléider Álvarez perdió su título mundial ante el ruso Sergei Kovalev.)

¿Lo necesitaba para salir de una zona de confort?

Pues creo que en el fondo hasta lo necesitaba, quizá para salir de esa comodidad. Dios sabe cómo hace sus cosas, estoy tranquilo por eso, Dios es grande y seguro esa derrota servirá para algo más grande. Los golpes son buenos de vez en cuando y este episodio en mi carrera, que no es más que una pelea perdida, debe servirme para algo.

No parece del todo convencido...

Claro, es que en la vida no es que sea muy bueno perder. Y aunque yo le agradezco a Dios, a mis entrenadores, compañeros y todas las personas que me han ayudado a crecer en el boxeo, esa pelea me dejó marcado por todos lados y no solo en lo deportivo.

¿En qué más lo dejó marcado?

Vivimos en un medio de mucha falsedad y triunfalismo. Pongo un solo ejemplo y es el que más claridad puede dar. Como no gané, los medios no volvieron a escribir nada de mí, ni siquiera fueron a recibirme como lo hicieron cuando llegué como campeón, en agosto del año pasado, cuando todos llegaron al aeropuerto y hasta hacían fila por entrevistarme. Ahora, a mi segundo regreso a la zona (Urabá), esta vez sin el título mundial, me encontré con que la gente decía que yo era un vendido, que había entregado la pelea, que estaba arreglada, que me dejé ganar. No, me traicionó la frase de que el nocaut sale en cualquier momento. Me enloquecí buscándolo.

Dice que lo tildan de vendido... 

Sí, mucha gente está molesta porque perdí, pero más allá hablan de arreglos y de haberme dejado ganar. ¿Para qué dejarme ganar? me pregunto. A quién se le pasa por la mente querer perder, querer tirar la oportunidad de su vida de asegurar el futuro y el de su familia, de cumplir con un jugoso contrato televisivo que incluía cinco defensas, de entrar de lleno al gran mercado del boxeo en Estados Unidos, de mantenerme campeón, de seguir invicto, de tener tranquilidad, de estar con mi gente, mis amigos, de levantarme –no con la obligación de ir al gimnasio a realizar largas jornadas de entrenamientos–, sino de verme con mis amigos y ponerme a jugar dominó. Pero no fue así, a la gente parece que se le dificulta entender que uno es humano y que cualquiera puede tener una mala noche.

¿Qué es lo que más le duele?

Yo soy una de esas personas agradecidas con su pueblo natal; mire, vivo en Montreal hace ya más de diez años y nunca he dejado de pensar en Turbo, Apartadó y todo mi Urabá, además de Colombia; siempre vengo a pasar las vacaciones aquí. Jamás he renegado de todas las carencias. Pero es muy triste que la gente del mismo pueblo tenga esa actitud conmigo. Quiero pensar que es una minoría, la triunfalista. Esa gente que no considera a quienes hemos dejado en alto del nombre de nuestro país. En Canadá, por ejemplo, sigo siendo el campeón de la gente que me ha adoptado como uno más de ese país, me respetan, me tratan con consideración, siempre seré el campeón así no tenga un cinturón, me brindan ánimo, me apoyan y me dan frases de aliento. En mi casa pasa todo lo contrario. Por un traspié no podemos acabar con todo lo que le hemos dado al país. No soy ningún vendido, ni ningún irresponsable.

¿No cree que la gente de la zona está dolida por esa desconocida presentación, más que por la derrota en sí?

De todas formas no tienen por qué decir cosas que no son, sí reconozco que no fue mi mejor pelea, que no me encontré y que fallé en la estrategia. No hay excusas, lo quería noquear con una mano y así no se puede. Le facilité todo –a Kovalev–. Pero no todo se tiene que acabar aquí. Fue una decepción y ya. Conmigo no debe ser así. La gente me conoce y sabe la clase de persona que soy.

¿Para cuándo prevé el retorno al ring?

“Viajo a Montreal; arranco preparación para la próxima pelea que tiene fecha del 15 de junio. No hay rival aún, pero debe ser preparatoria para una nueva posibilidad por título mundial. Voy a ser campeón otra vez”.

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