El número uno del tenis Novak Djokovic calificó de “extremas” e “imposibles” las estrictas restricciones sanitarias que deberán cumplir los tenistas en el próximo US Open para evitar el riesgo de contagio al nuevo coronavirus.

“Ayer mismo tuve una conversación telefónica con los dirigentes del tenis mundial para hablar de la continuación de la temporada, principalmente del US Open previsto para finales de agosto, pero no sabemos aún si se celebrará”, declaró el serbio de 33 años al canal Prva TV de su país.

“La reglas a respetar para ser admitido, simplemente para jugar, son extremas”, añadió el triple vencedor de la prueba (2011, 2015 y 2018).

También mostró su inquietud por las restricciones “realmente imposibles” que se pretende imponer al personal del entorno de los tenistas. “No tendremos acceso a Manhattan, deberemos dormir en hoteles el aeropuerto, para ser controlados (a la COVID-19) dos o tres veces por semana”.

“Además, sólo podremos llevar una persona al club, lo que es realmente imposible. Hace falta un entrenador, además de un preparador físico y un fisioterapeuta”, añadió.

“Todas sus exigencias son realmente rigurosas, pero puedo entender que por razones financieras, por los contratos ya existentes, los organizadores quieran que el torneo se celebre. Veremos qué pasa”, concluyó el serbio.

Barty, en duda

La número uno del tenis femenino, Ashleigh Barty, dejó en el aire ayer su presencia en el Abierto de Estados Unidos y en los torneos de la gira norteamericana de agosto, en el caso de que se disputen, al seguir preocupada por la pandemia del nuevo coronavirus, que tiene a su deporte suspendido desde marzo.

“Es excitante volver a hablar de tenis, ver que las cosas avanzan en la buena dirección para regresar a la competición”, declaró la jugadora australiana al Sydney Morning Herald.

“Pero necesitaría conocer todas las informaciones y recomendaciones de la WTA y de la USTA (que gestionan respectivamente el circuito femenino y los torneos estadounidenses) antes de tomar una decisión”, añadió sobre una eventual participación en la gira norteamericana, prevista de principios de agosto a mediados de septiembre.

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“No se trata únicamente de mí, también tengo que tener en cuenta a mi equipo”, explicó la campeona del pasado Roland Garros.

Los organizadores del Abierto de Estados Unidos, cuyas clasificaciones deberían comenzar el 24 de agosto en Nueva York, uno de los epicentros de la pandemia del nuevo coronavirus en su país, deben comunicar de aquí al final del mes sus planes para esta edición.

Se podría decidir que los tenistas no tengan que cumplir con los catorce días de cuarentena impuestos a los extranjeros que entran en territorio estadounidense, pero quedaría por determinar qué ocurre con sus equipos (entrenadores, fisioterapeutas...).

Las declaraciones de Barty se unen a las del número dos mundial masculino, Rafael Nadal, que el jueves fue muy prudente a la hora de valorar un regreso del tenis, llegando a estimar que en este momento ve más probable no jugar el Abierto de Estados Unidos.

Estados Unidos es el país con más víctimas mortales por el COVID-19, con más de 100.000.

Los circuitos de tenis ATP y WTA están suspendidos al menos hasta el 31 de julio.

Entre los torneos del Grand Slam, únicamente se pudo disputar este año el Abierto de Australia por ahora. Roland Garros se desplazó de fechas, a finales de septiembre y principios de octubre, mientras que Wimbledon se canceló.