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Rosendo Cáceres, de principio a fin
Con una lucidez que asombra, el anestesiólogo Rosendo Cáceres habló de su vida, sus gustos y su pasión el equipo de sus amores, el Cúcuta Deportivo.
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Pedro Jáuregui
Domingo, 9 de Septiembre de 2018

El médico Rosendo Cáceres Durán siempre camina rápido, aunque no tiene ningún afán. Después de más de medio siglo de trabajar sin descanso como anestesiólogo, hoy ya jubilado, tras desayunar queda libre. 

Nació el 13 de noviembre de 1930 en la vereda Palo Colorado, en el Cerro La Vieja, al otro lado de Iscalá, otra vereda de Chinácota.

Sus padres, Antonio Andrés Cáceres y Carmen Durán de Cáceres, le ayudaron a formar una mentalidad positiva al punto de que siempre fue consciente de que los ganadores nunca se rinden.

Su papá nació en la Mulera, estado Táchira (Venezuela) y como no le gustaba su nombre, nunca sacó la cédula en ninguno de los dos países. 

En 1932, por culpa de la crisis cafetera y la temporada invernal, viajó en compañía de la familia a Chinácota, donde cursó la primaria en el colegio de las Hermanas de la Presentación. 

Tenía 4 años y medio cuando su progenitor falleció en Cúcuta de un ataque al corazón y le correspondió a su mamá, Carmen Durán, asumir la responsabilidad de sacar adelante a sus diez hijos; para ello, siguió con el negocio de vender molido Café Radio, nombre que le puso su padre, y que él ayudaba a comercializar en las tiendas.

Estudió del primero al tercero de bachillerato en el colegio San Luis Gonzaga de Chinácota y los tres años siguientes en el Sagrado Corazón de Jesús de Cúcuta, donde practicó el baloncesto, el fútbol y el atletismo a cuentagotas.

Las posibilidades de jugar baloncesto eran escasas porque en la institución había un equipo de lujo encabezado por Alfredo Díaz Calderón, David Darío Porras, los hermanos Alfredo y Ernesto Garbiras, Heberth Suárez y Olinto Merchán, entre otros, señaló.

El equipo de fútbol tenía como principal figura a Mario Escobar, que jugaba con Independiente, escuadra dirigida por Jorge ‘Manino’ Escobar, y que salió campeón de las categorías primera, segunda y tercera. “Solo se podía jugar en los recreos”, señaló.    

Tras terminar el bachillerato se trasladó a Bogotá, donde ingresó a la Universidad Nacional a estudiar medicina. 

Rosendo, la persona

¿Quién es Rosendo Cáceres?

Soy un hombre de hogar que se casó el 12 de noviembre de 1958 con Anita Orozco, una cucuteña criada en Salazar, a la que conocí cuando fui a hacer el año rural y con quien tuve cinco hijos: Rosendo Alberto, Sergio, Carlos José, María Eugenia y Anamaría.  

¿Cuál es su rutina diaria?

Me levanto a las 5:30 de la mañana y camino diariamente una hora. A las 7:00 de la mañana desayuno y quedo libre para buscar trabajo. Al mediodía almuerzo y luego hago la siesta. A las 7:00 de la noche ceno y a las 10:30 de la noche me voy a dormir.

¿Qué lo inclinó a estudiar medicina?

No me acuerdo, lo que sí recuerdo es que en un momento determinado tuve que decidir entre ser cirujano o anestesiólogo y opté por lo último porque no me sentí apto para lo primero. 

¿Cuando estudiaba pensó en abandonar la carrera?

Nunca, siempre tuve presente en los seis años de estudio y posteriormente en el internado en el Hospital San Juan de Dios de Cúcuta, que lo mío era la medicina. En el Hospital, el médico Carlos Celis Carrillo me enseñó los pormenores para ser un buen anestesiólogo.

¿Ser médico en Cúcuta tiene su ventaja?

Creo que sí y así se lo expliqué a un colega que vino a Cúcuta hace algunos años desde Bogotá y se quedó asombrado cuando al mediodía llamé a mi casa para que me fueran sirviendo. Y eso no es nada, le dije. Aquí podemos hacer una hora de siesta, algo que en otra ciudad no se puede y menos en Bogotá.        

A pesar de estar muy bien relacionado, poco o casi nunca se le ha visto vinculado con la política, ¿por qué?

No tuve el espíritu guerrero para estar en la política. Soy cien por ciento liberal de ideas, pero de costumbres conservadoras. 

Hace poco salió en La Opinión en una foto de tinte político, ¿cuál fue la causa?

Sería por un acto social, pero no por una razón política, de eso estoy convencido. Lo mío es la medicina.

¿Todo tiempo pasado fue mejor? 

Es muy relativo. Los tiempos traen novedades, especialmente en tecnología, que no se pueden menospreciar. Inicialmente se anestesiaba a un paciente con éter o con una inyección de pentotal que se aplicaba en la vena y se demoraba normalmente más de tres horas en despertar; ahora se duerme al que se va a operar con gases a través de una máscara y a los 15 minutos de terminar la operación ya está despierto.     
 
¿Fue un buen bailarín en su juventud?

No, pero había que hacerle frente a lo que saliera. Me agradaba bailar porros y merengues.  

¿Qué países conoce y cuáles le hubiera gustado visitar?

En 1982, con mi esposa, nos dimos dos meses de vacaciones y estuvimos en Europa. Visitamos España, Portugal, Francia, Italia, Grecia, Holanda, Austria, Suiza, Alemania e Inglaterra. De Sudamérica conozco Ecuador y Venezuela. Me hubiera agradado ir a Chile, porque es un país muy organizado.  

En el 2017 tuvo fuertes quebrantos de salud, ¿qué pensó?

Que me llegaba el final. Pasé casi todo el año con problemas de salud. Hubo un momento en que la hemoglobina se me bajó a 6,0 y estuve en graves dificultades.

¿Qué le falta a la ciudad?

Que la queramos con mayor intensidad. Vemos las calles sucias y en mal estado, además hay mucha desidia de la clase política y la ciudadanía.

La clase política dice que el presidente Virgilio Barco poco hizo por su departamento, ¿qué piensa?

Considero que pudo haber hecho más y los políticos no aprovecharon la oportunidad. Ellos en lugar de pedir obras iban a Bogotá a solicitar el cambio de un inspector de policía.     

Rosendo deportivo

El fútbol, el béisbol y el baloncesto, le obligan a cambiar su rutina de vez en cuando.

¿Cuál es el mejor equipo rojinegro y jugadores que ha observado?

El mejor Cúcuta es el del 2006, el que dirigió Jorge Luis Pinto y fue campeón. El mejor jugador extranjero, Juan Eduardo Hohberg; cucuteño, German ‘Burrito’ González, y colombiano, Willington Ortiz, que era espectacular.  

¿Integraría una Comisión de Notables para recuperar al equipo? 

Quiero al Cúcuta Deportivo pero no puedo ayudar en esa tarea porque no tengo recursos ni tiempo. Para eso se necesitan ambas cosas. 

¿Qué se siente ser hincha fiel de un equipo que tiene muy poca historia ganadora?

Una gran pasión. Somos hinchas, así se pierda. Lloré en el 2005, el día que regresamos a la A después de 10 años de estar en la B. 

¿Qué piensa de valores como la tenista María Camila Osorio y el gimnasta Jossimar Calvo?

Gracias a Dios han encontrado apoyo para mostrar sus condiciones. Nos sentimos orgullosos de ellos.  

¿Cuál es el deporte qué más lo divierte?

El béisbol, porque siempre hay un ganador y se parece mucho a una cirugía. Primero porque uno sabe a qué hora empieza el juego o una intervención quirúrgica pero nunca a qué hora termina. 

En segundo lugar, en el béisbol la bola buena debe pasar a la altura de la cintura y la mesa de cirugía para ser cómoda debe estar a la altura de la cintura del cirujano; y finalmente, el bateador debe entrar a la caja de bateo con la gorra puesta si no es declarado ‘out’ por reglamento, y el médico debe ponerse el gorro antes de operar.

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