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¿Tokio tendrá de nuevo unos ‘Juegos Fantasma’?
Antes de la pandemia del coronavirus que pone en riesgo los Juegos de 2020, la capital japonesa ya tuvo que renunciar a celebrar la edición de 1940.
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AFP
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Miércoles, 18 de Marzo de 2020

¿Tokio sufre una maldición con los anillos olímpicos? Ochenta años antes de la pandemia del nuevo coronavirus que pone en riesgo los Juegos de 2020, la capital japonesa ya tuvo que renunciar a celebrar la edición de 1940, que le había sido concedida.

Dos años antes de aquella cita, en 1938, fue la política expansionista japonesa en China lo que motivó que el sueño se evaporara.

Deslocalizados a Helsinki, los Juegos de 1940 finalmente no se llegaron a disputar, como una víctima colateral de la Segunda Guerra Mundial, y pasaron a la historia con el apodo ‘Missing Games’ (‘Juegos Ausentes’).

¿Es un mal presagio este precedente histórico? La situación actual presenta en todo caso algunos puntos en común con aquella del siglo pasado.

Para promocionar su candidatura, los japoneses vendieron entonces la resiliencia del pueblo nipón, que había sido víctima de un devastador sismo en 1923, explica David Goldblatt, autor de una historia de los Juegos Olímpicos.

Rápidamente se hace el paralelismo con los Juegos de 2020, que deben celebrarse nueve años después de la catástrofe nuclear de Fukushima.

Diplomacia cultural

Otra similitud: como en la actualidad, el alegato de Tokio para convertirse en la primera ciudad asiática en albergar los Juegos iba mucho más allá de lo deportivo.

La candidatura “era parte integrante de una diplomacia cultural internacional destinada a mejorar las relaciones con las democracias occidentales, en particular, con el Reino Unido y los Estados Unidos”, expone en el ‘Asia-Pacific Journal’ Asato Ikeda, un universitario que ha escrito sobre los Juegos de 1940.

Pero la geopolítica vino de nuevo a perturbar los planes. Desde la invasión de la Manchuria china por parte del ejército imperial, en 1931, la presión crece para Japón. La Sociedad de Naciones rechazó aceptar la anexión, lo que llevó al archipiélago a retirarse en 1933 del organismo internacional predecesor de la ONU. 

En este contexto de tensiones, la población nipona llama a utilizar para fines militares el dinero reservado para los Juegos.

Finalmente, el Comité Olímpico Japonés cede a las presiones y renuncia a albergar los Juegos en julio de 1938, invocando insalvables “problemas con China”.

“En las circunstancias presentes, no había otro camino”, se puede leer en un boletín de información tokiota dedicado a los Juegos Olímpicos.

Los Juegos de Invierno, previstos en Sapporo, al norte del Archipiélago, conocen la misma situación y acabarán corriendo la misma suerte que los de verano: deslocalización y posterior cancelación.

“La anulación no fue sin duda tan sorprendente, en un contexto de relaciones internacionales degradadas y de actividad militar creciente en el continente asiático”, contó  Asato Ikeda maestra de historia.

El final de la historia llegó 24 años más tarde: en 1964, Tokio se convirtió en la primera ciudad asiática en albergar los Juegos Olímpicos. ¿Qué pasará con los de 2020?. 

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