Renovar los cafetales es una tarea anual de la caficultura. El proceso, que es realizado individualmente por cada cafetero, busca evitar el envejecimiento de los cultivos con el fin de seguir incrementando la productividad.
Su consecución tarda dos años, y si no se realiza a tiempo, puede traer graves consecuencias sobre la producción del grano a nivel nacional.
Según la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), Colombia tiene un parque cafetero relativamente joven con 175.000 hectáreas en edades que no exceden los 24 meses. Cifra que entraría en el rango ‘saludable’ de la FNC, que está entre las 175.000 y las 200.000 hectáreas para todo el país. Esto representa 18,6% del área total cultivada que actualmente llega a las 940.000 hectáreas.
Por eso, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Hacienda, destinó $6.100 millones para montar un programa de incentivo a la reactivación de los cafetales. Recursos que sumados a $3.900 millones que pone la FNC del Fondo Nacional del Café, dan un total de $10.000 millones para apoyar la consecución de la meta de renovación que este año es de 90.000 hectáreas.
Sin embargo, José Fernando Montoya, representante de Antioquia ante los comités Directivo y Nacional de la FNC, aseguró que el país necesita renovar 100.000 hectáreas.
Pero si se tiene en cuenta que según Hernando Duque, gerente técnico de la FNC, “a agosto 30 de este año se han renovado 43.500”, a cuatro meses de terminar el año faltarían 46.500 de la meta nacional y 56.500, si se tiene en cuenta la necesidad real. Por lo que el objetivo estaría lejos de cumplirse.
“Este año deberíamos renovar más de 100.000 hectáreas porque el pico de renovación fue hace cinco años” afirma Alejandro Corrales, delegado por Risaralda a la FNC.
Además de señalar que lo más preocupante es que los recursos destinados por el Gobierno resultan insuficientes para incentivar la renovación de las hectáreas que faltan.
Según Duque, un caficultor que tenga sus predios divididos en lotes por edad, debería renovar anualmente una quinta o sexta parte de su finca, para que el parque cafetero no se envejezca y no se pierda rentabilidad. Cabe resaltar que durante dos años los lotes renovados no son productivos, por lo que hay que depender del resto del cultivo para no registrar pérdidas.
El costo del proceso está entre $8 millones y $12 millones por hectárea, dependiendo de la zona del país donde se encuentre ubicado el cultivo. Por eso para Montoya, “todo indica que no vamos a lograr la meta por diferentes motivos”, uno de ellos, la falta de liquidez de algunos productores, si se tiene en cuenta el alto costo de la renovación, sobre todo en el caso de los más pequeños.
