Argentina cerró 2018 con una inflación de 47,6%, la segunda más alta de América Latina después de Venezuela. El índice es el mayor registrado en el país desde 1991.
En diciembre, la inflación fue de 2,6%, mostrando una desaceleración con respecto a los meses previos. En noviembre había alcanzado 3,2%, en octubre 5,4% y en septiembre 6,5%.
“Argentina se ubica entre los cinco primeros países con la inflación más alta”, dijo el economista Martín Vauthier, de la firma EcoGo consultores.
“Argentina es un caso sorprendente de una sociedad que se acostumbró a vivir con inflación. Hace varios años que esto no es un problema en el mundo, ni en los países desarrollados ni en los emergentes”, añadió.
En 2018 el país sufrió el estallido de una crisis económica que los llevó a pactar un crédito por 56.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Se prevé que para 2018 el Producto Interno Bruto caiga -2,6% y en 2019 -1,6%. La depreciación de la moneda a lo largo del año pasado fue del 51%.
Las alzas de precio más importantes fueron las del transporte (66,8%), los alimentos (51,2%) y la vivienda y servicios de agua, electricidad y gas (45,7%). A la par del aumento de precios creció la pobreza, que en el primer semestre del año pasado alcanzó el 27,3%.
Para contener la espiral inflacionaria y de devaluación, el Banco Central decidió llevar a cero el crecimiento de la masa monetaria y el gobierno del presidente Mauricio Macri se comprometió a lograr el equilibrio fiscal en 2019.
El déficit fiscal fue de 3,9% en 2017 y se proyectó en 2,7% para 2018, aunque probablemente será inferior.
El gobierno de Macri en los primeros meses del año hará fuertes incrementos en las tarifas de los servicios públicos y del transporte, medida impopular que ha generado rechazo.
