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Economía
Buenas prácticas agrícolas, en busca de valor agregado
Los cultivos de hortalizas, provenientes de Mutiscua, son los que más se han acogido al programa de certificación. 
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Katherine Villamizar Leal
Jueves, 26 de Abril de 2018

Cultivar con mejores estándares de calidad es un reto para los productores que tienen que cubrir altos costos de producción y muchas veces no recuperan sus inversiones con la venta de las cosechas.

Sin embargo, apostarle a una mejor calidad del producto trae ventajas al momento de comercializarlo, pues los compradores, en el caso de supermercados de cadena, prefieren los alimentos certificados.

En ese sentido, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) lanzó el programa Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que certifica a los productores que cumplen con condiciones de calidad específicas desde el momento de la siembra hasta que obtienen sus cosechas.

Las BPA buscan garantizar la inocuidad de los alimentos a través de semillas certificadas, productos que se apliquen al suelo o a las plantas, fuentes de aguas limpia e implementos de seguridad que deben usar los cultivadores.

La certificación se lanzó en 2016 y desde la fecha, en Norte de Santander, el ICA ha certificado 74 predios que comprenden cultivos de mora, cacao, aguacate, durazno, hortalizas, cítricos y ciruelas.

Adalberto Tarazona, gerente regional del ICA, dijo que acceder al programa es voluntario, sin embargo, es mejor que los productores de las diferentes zonas que cultiven un mismo producto se asocien y puedan aprovechar más los beneficios. 

“Nosotros buscamos que de una zona especial se puedan certificar varios productores para que puedan darle mayor valor agregado a sus cosechas”, expresó.

Esto se da con el fin de que la producción agrícola sea significativa y que los productos puedan ir a los sitios donde les den el valor agregado que merecen.

Según Tarazona, los supermercados de cadena ya están solicitando que los productos tengan implementadas las buenas prácticas.

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¿Cómo se certifican?

Lo primero que deben hacer los productores es utilizar semillas sanas, previamente certificadas por ICA para que garanticen su producción eficiente.

Así mismo, los productos que se incorporen al suelo o directamente a la planta deben obtenerse en el ICA para que no se dañe la planta ni genere afectaciones en el consumo humano.

Las fuentes de agua con las que se riegan los cultivos deben ser totalmente limpias y, finalmente, los productores deben usar implementos de protección como botas, guantes, tapabocas, no solo en la siembra, sino durante todo el proceso, 

Al momento de llevar el producto final, el transporte también debe cumplir con requisitos de asepsia. 

Mayor aceptación

Según Tarazona, los cultivos que más se han acogido al programa de Buenas Prácticas Agrícolas son en su gran mayoría de hortalizas provenientes de Mutiscua.

Sin embargo, el resto de productos como mora, cacao, aguacate, durazno, hortalizas, cítricos y ciruelas se certificaron en Herrán, Chinácota, Cúcuta, Bochalema, Cácota, Bucarasica y Pamplonita.

Solo el municipio de Mutiscua tiene alrededor de 30 predios certificados, casi la mitad de los que hay en Norte de Santander hasta la fecha.

La meta del ICA para este año es que se certifiquen 45 predios más, para lo que se hace necesaria la ayuda de las alcaldías municipales en la promoción de esta estrategia.

“Estamos hablando con algunas alcaldías que apoyan y las que quieran vincularse pueden comunicarse con nosotros”, dijo Tarazona.

También hizo un llamado a los productores de la región para que tomen conciencia sobre las buenas prácticas y decidan vincularse al programa, y así puedan ver mejores producciones y mejores precios a la venta.

“Para todas las asociaciones de productores que quieran ingresar al programa estamos abiertos a capacitarlos y acompañarlos hasta que lleguemos al producto final, que es el que permite la certificación”, expresó Tarazona.

El acompañamiento durante el programa lo hacen ingenieros agrónomos completamente capacitados.

El tiempo de intervención con el ICA depende del estado en el que se encuentre el cultivo, pues hay algunos que ya tienen prácticas avanzadas.

“La idea es entrar a ver qué tienen, qué les hace falta a través de una evaluación inicial y nosotros le aconsejamos dependiendo de cómo esté cada uno”.

El café, un cultivo con ventaja

Hasta la fecha, el ICA no ha certificado ningún predio de café en Norte de Santander.

Miguel Ángel Contreras, coordinador de cafés especiales del comité departamental de Cafeteros, explicó que el café maneja otro tipo de certificaciones en el caso del especial, porque se ampara en las normas internacionales.

En el comité de cafeteros hay 9.500 productores de cafés especiales que tienen un sello de cultivos sostenibles, lo que además incluye buenas prácticas agrícolas.

“Ellos aplican las buenas prácticas agrícolas, pero como tal no están certificados en esa competencia”, dijo.

Así como las BPA, el sello de sostenibilidad que maneja el gremio cafetero es voluntario, los productores que quieran acceder a él tiene que cumplir con ciertas estándares específicos.

Entre ellos se encuentra la dimensión social que establece que el caficultor tenga un trato justo con sus empleados, entre otras cosas.

La dimensión ambiental busca que se dé un tratamiento adecuado a las aguas y todo lo referente al cultivo y no afecte las área de conservación como bosques y reservorios.

Finalmente, en la dimensión económica permite que el pago que el caficultor da a sus empleados sea justo y refleje la certificación.

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