Negocios cerrados, locales en arriendo, servicios públicos suspendidos y un gran número de desempleados es lo que se refleja hoy en el sector comercial de El Natilán, en la Primera Etapa de la ciudadela Juan Atalaya, Cúcuta.
La crisis económica generada por la COVID-19 obligó a muchos comerciantes a cerrar sus establecimientos comerciales. Aunque algunos aún trabajan a través de domicilios, la mayoría asegura que ya no le temen al coronavirus, sino a las deudas acumuladas y a la inseguridad que hay en el sector.
“Empezamos el emprendimiento en un carrito de perros hace 6 años y llegamos a tener 3 puntos en la ciudadela, pero debido a la pandemia, de treinta y dos empleados que había, solo quedaron ocho”, dijo Ricardo Chaustre, dueño del restaurante Orégano Parrilla Express de El Natilán.
El 80% de los establecimientos está cerrado. No solo son las casetas que vendían comidas rápidas, también los restaurantes y establecimientos dedicados a la venta de licores y bebidas embriagantes.
De acuerdo con los comerciantes consultados por La Opinión, uno de los factores que también los ha llevado a la quiebra, son los altos cobros de servicios públicos, pues a pesar de que ahora trabajan menos tiempo, los recibos llegan hasta por más de un millón de pesos.
Muchos arrendadores han otorgado descuentos a sus arrendatarios y beneficios de pagar a plazos el valor total del alquiler, con el fin, no solo de ayudarlos a que no cierren sus negocios, sino que puedan ponerse al día con los pagos.
“A mí me hicieron un descuento del veinticinco por ciento, pero estamos quebrados. Se debe luz, agua y se ha ido abonando de a poquito, para cuando empecemos otra vez no nos toque tan duro”, sostuvo Chaustre.
De igual forma, los vecinos y comerciantes denunciaron que en la ciudadela se presentan grandes índices de inseguridad, pues a diario observan a los indigentes intentando ingresar a los locales para llevarse lo poco que queda.
“Ya tuvimos una reunión con el alcalde para saber cómo vamos a continuar, pero sabemos que él está teniendo en consideración el equilibrio entre la salud y la reactivación económica. A partir del primero de septiembre juega mucho nuestra responsabilidad individual, seguir guardando el distanciamiento y usar el tapabocas”, detalló Navarro.