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Economía
“Con el cierre de la frontera perdimos todos”: Carlos Luna
El presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta habla de las gestiones de su entidad y de la situación fronteriza.
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Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Sábado, 2 de Julio de 2016

Como presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, cargo que asumió hace tres meses,  Carlos Luna Romero debe responder, en gran parte, por las acciones de la entidad en cumplimiento de sus objetivos, la ejecución de los programas pertinentes y el manejo de las relaciones con los diferentes sectores regionales y aun los fronterizos del lado venezolano.

La Cámara de Comercio es una entidad muy articulada a los asuntos de Cúcuta, en particular y de Norte Santander, en general. Luna es consciente de esas responsabilidades y las ha asumido con la dedicación que corresponde. De los temas que son de su agenda habla en esta entrevista de La Opinión.

¿Cómo está el ánimo de la junta directiva de la Cámara de Comercio con respecto a sus responsabilidades en el manejo de asuntos regionales que le competen?

El ánimo de los directivos de la Cámara de Comercio es muy positivo. Entienden con mucha claridad la función que les ha delegado el Gobierno y la importancia de su participación en decisiones de interés público que se toman. Por eso se busca  tener siempre una cercanía activa. Se le han hecho aportes a los planes de desarrollo y se le ha prestado asesoría a entidades territoriales, con propuestas productivas para Cúcuta y en general, Norte Santander.

¿Cuál es la cobertura de sus funciones?

Tenemos presencia y gestión en unos 19 municipios del departamento, además de una interrelación con las Cámaras de Comercio de Pamplona, Ocaña y hasta con la de Aguachica, del Cesar. Lo que buscamos es que sea una entidad regional, con un trabajo mancomunado, en equipo, de impacto que genere beneficio para todos.

¿Qué es lo prioritario?

Está en generar propuestas estructurales para Norte Santander, que vayan mucho más allá de medidas coyunturales tomadas para aliviar problemas surgidos por diferentes circunstancias. Por ejemplo, le damos importancia al tema del centro refinador Catatumbo, un proyecto en el cual trabajamos con la Gobernación de Norte Santander. También hacen parte de nuestras iniciativas la optimación de la producción de calzado y confecciones, que cuentan con una amplia red de talleres satélites en condiciones de informalidad, pero que pueden hacer de Cúcuta una ciudad maquila abierta a fabricantes nacionales y del exterior. Creemos que es posible mejorar esos sectores, para lo cual estamos estudiando las nuevas posibilidades con la Alcaldía.

¿El proyecto de la refinería  que usted ya ha mencionado,  qué alcance tiene y en que va?

En ese proyecto hemos trabajado cuatro años y ya le fue presentado al presidente Juan Manuel Santos y a varios ministros. Estamos pendientes de una reunión con el nuevo ministro de Minas para insistir en lo mismo. Estimamos que es una necesidad y su ejecución es posible. No se justifica que se esté trayendo combustible importando desde Santa Marta cuando se tienen reservas probadas en nuestro territorio. Lo que le falta al proyecto es voluntad política a fin de que tome vuelo definitivo. Lo que se ha analizado con funcionarios de Ecopetrol y otros expertos muestra la conveniencia de la refinería. Es de interés nacional.

En el tema de la informalidad laboral y el caso de los pimpineros, ¿cree que la Administración Municipal y otros sectores dirigentes están en capacidad de hacer efectiva una solución como la que se busca?

Creo que sí. Con la Alcaldía presentamos un proyecto para la reconversión de los pimpineros.

Con el alcalde César Rojas lo planteamos en términos sostenibles en el tiempo y autofinanciable. Se prevé que unos cien pimpineros asociados en un plan piloto puedan desarrollar un sistema de recolección de aceites vegetales, minerales y animales para transformarlos en biodiesel. Los buenos resultados están probados en otras regiones. Es la oportunidad para que quienes se dedican a comercializar combustible en pimpinas mejoren sus condiciones de vida y no se sientan más frustrados.

¿Y la maquila que propone tiene dientes?

Sí tiene dientes. Aquí hay una capacidad instalada de más de 30.000 personas que trabajan en talleres satélites a lo largo y ancho de la ciudad. Se ven famiempresas en Pueblo Nuevo, Carora, Loma de Bolívar, en toda esa franja de la vieja Cúcuta. También en Atalaya está la producción de jeans. Hay que fortalecerla y garantizar el trabajo durante todo el tiempo. Gran parte de la maquila  de la India y China en los próximos años va a migrar a América Latina. Con la experiencia que ya se tiene,  son muchas las oportunidades de Cúcuta. Se deben tomar en cuenta los fracasos del pasado en la búsqueda de soluciones a la informalidad. Y esto impone nuevos trabajos como el de entrar en contacto con los grandes fabricantes para que nos tomen en cuenta. La meta es hacer de Cúcuta la ciudad maquila.

¿Hay un diagnóstico de la ciudad y en general de la región y al mismo tiempo un enfoque sobre su desarrollo a futuro?

Creemos que lo energético es una de las grandes potencialidades de la región con sus reservas de gas y petróleo, incluida Cúcuta. Se cuenta con  la agroindustria y está la oportunidad que ofrecerá el posconflicto por los recursos que se destinarían a proyectos que promuevan el desarrollo. Hay que jalonar iniciativas que superen las del pasado para generar una nueva dinámica.

¿Cuál es su visión de la realidad de la frontera cerrada?

Con la frontera cerrada todos perdimos, aunque algunos sectores hayan recuperado unos niveles de ventas. Lo normal es que una frontera esté abierta, con un tráfico fluido de personas y el intercambio de mercancías. Y es eso lo que queremos recuperar. Desde luego que las condiciones fronterizas deben cambiar. Hay que superar lo que se tenía. Se debe erradicar el contrabando, que es perturbador. Y combatir a los delincuentes de uno y otro lado, para abrirle oportunidades a la cooperación.

¿Qué resultados deja la reunión con el gobernador del Táchira, Vielma Mora?

Ha habido unos gestos positivos de parte del gobernador Vielma Mora, con una voluntad política abierta al entendimiento. Con él nos hemos reunido y lo ha hecho también con el gobernador William Villamizar Laguado. Todo ello en la perspectiva de la normalización, en lo cual debe contar la lucha conjunta contra la ilegalidad.

¿Cómo están las relaciones de la Cámara de Comercio y los distintos sectores de la región, incluidos los de gobierno?

Son muy positivas y constructivas. En muchos temas trabajamos en forma conjunta. Históricamente esa ha sido una obligación de la Cámara de Comercio.

¿Qué espera de la paz para Norte Santander?

Hemos sido una región muy afectada por la violencia y nos congratulamos con ese proceso orientado a vivir en un país en paz. Esperamos que como resultado de esa nueva etapa se construya la transversal del Catatumbo, llamada a tener una positiva incidencia en el desarrollo regional.

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