En medio de las discusiones del aumento del salario mínimo, la ministra del Trabajo, Gloria Ramírez, indicó que unos de los factores que afectan el poder adquisitivo y en los que se “debe pensar es una congelación –de los precios– de la canasta básica”.

Esta idea ha levantado diversas reacciones, principalmente de los gremios. La canasta básica familiar, según el informe del DANE entregado en septiembre, registró una variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 11,44% en el último año.

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Para el economista Mario Zambrano, coordinador del programa Cúcuta Cómo Vamos, esta medida genera más problemas que soluciones.

“Cuando el gobierno interviene en la regulación de precios, sea que se busquen congelar, se coloquen por debajo de los precios del mercado o por encima, pueden generar escasez y desabastecimiento, lo que sería un problema grave, porque se terminan afectando a los hogares que tienen menos ingresos”.

El investigador destacó que la fuerza del mercado no permite que los precios sean los que asignen recursos de manera eficiente en la economía, por eso los empresarios no tienen estímulos para satisfacer cierta cantidad de productos, porque la rentabilidad puede ser menor.  Precisó que el congelamiento de precios no le compete al Ministerio de Trabajo.

Otras alternativas

El economista Christian Samir Méndez, también investigador, indicó que ese control de precios implica que el consumidor pague lo que plantee el Gobierno.

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“La medida de control, per sé, no es mala. Economistas como Isabella Weber han plateado un control de precios en la energía, en Europa. Pero las consecuencias en la canasta básica es que, si la medida no es focalizada en determinados bienes, puede traer consecuencias como escasez, inflación mucho más alta y distorsiones en el mercado”.

Méndez afirmó que esta decisión, para Colombia no es pertinente, y es mejor desarrollar otras políticas económicas que aumente el mayor poder adquisitivo de los trabajadores, como la política fiscal. 

La economista María del Pilar López  aseguró que no hay evidencia, incluida en Colombia en 1930, donde esta medida funcione para contener incrementos en precios. “Todo lo contrario, genera escasez y escalona más la presión al alza de precios”.

Venezuela, un error

Christian Samir Méndez recordó que Venezuela acudió al control de precios general, lo que ocasionó un problema estructural de escasez, presiones inflacionarias y pérdida del sector productivo privado. Fue una medida aplicada de manera desacertada y profundizó los problemas.

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En cambio, recordó, que a Bolivia le ha ido bien con esta medida, pues fijó precios en algunos bienes del sector agropecuario, como la soya, y a través del gasto público ha incentivado la producción nacional para satisfacer la demanda interna a precios justos.

Argentina, Ecuador y Cuba son otros países latinoamericanos que han implementado el control de precios.

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