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Cúcuta continúa siendo el mercado para venezolanos

El paso de los ciudadanos hacia Norte de Santander continúa con el mismo flujo de personas.

Hace tres meses, cuando se restableció el paso fronterizo peatonal, las imágenes venezolanos cruzando la frontera cargados con grandes bolsas de alimentos le dieron la vuelta al mundo; sin embargo, hoy esas imágenes son parte del pasado debido a la devaluación del bolívar frente al peso.

Ya ni siquiera se ven en el puente internacional Simón Bolívar una gran cantidad  de  “carretilleros”, que hallaron en la carga de mercancía una fuente de empleo temporal.

Sin embargo, cientos de personas cruzan la frontera a diario, en busca de alternativas económicas que les permitan hacer frente a la severa crisis que se vive en su país; no sólo por el desabastecimiento de algunos rubros, sino porque aún con la devaluación, comprar en Cúcuta resulta más rentable que adquirir los alimentos importados por el gobierno, o incluso hacer frente a los elevados precios del comercio informal por parte de los llamados “bachaqueros”.

Dólar por las nubes

Los venezolanos han visto con asombro cómo el dólar en su país aumenta en varios cientos de bolívares, de una hora a otra en una desenfrenada espiral inflacionaria que pareciera no tener fin. 

A causa de ello muchos han optado por resguardar sus bonificaciones navideñas convirtiéndolas a dólar en Colombia, donde hay libre acceso a la divisa, que en Venezuela sufre un férreo control de cambio que deja al común de las personas a merced del mercado negro.

El dólar paralelo en Venezuela subió 39,2% en una semana. El 28 de noviembre se ubicó en  2.971 bolívares y ayer se cotizó en 4.138.

Otros han encontrado en ese diferencial entre el dólar negro venezolano y llamado “dólar Cúcuta”, una temporal fuente de ingresos; por lo que se aventuran en un carrusel de compra venta, que les deja jugosas ganancias a quienes saben maniobrar con el valor fluctuante de las monedas.

Exportaciones

Mary Guerrero contó que viajó junto a sus dos hermanos a Cúcuta para vender “chatarra”. Los hombres portaban a sus espaldas morrales cargados con desechos de cobre y algunas piezas de hierro, con la intención de comercializarlos.

“Yo estoy pensando vender mis anillos de matrimonio; el oro lo están pagando muy bien en Cúcuta por estos días y en Venezuela ya no los uso hace mucho tiempo, debido a la inseguridad”, reflexionó la joven ama de casa.

Ésta, se ha convertido en una práctica común en la franja binacional, junto a la de algunas damas que han decidido cruzar la frontera para comercializar sus largas cabelleras al mejor postor. “Eso crece”, dijo con una sonrisa alegre Mónica Galviz, mientras seguía a un joven que en el puente gritaba a todo pulmón: “¡Se compra cabello a buen precio!

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Eilyn Cardozo
Lunes, 5 de Diciembre de 2016
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