El tamaño de la economía informal colombiana, tanto laboral como empresarial, equivale a cerca de 33,1% del PIB, es decir, representa unos $310 billones anuales, cifra que casi alcanza el total de los recursos con los que cuenta el país para el presupuesto de este año ($258 billones).
La incidencia que ha tenido esta problemática no queda reflejada en las estadísticas oficiales aunque sí ha sido medida por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif).
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El director de Anif, Sergio Clavijo, calificó a la informalidad como economía subterránea, consecuencia del narcotráfico, la baja eficacia tributaria y el elevado uso del efectivo en el país.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) estimó que la informalidad en las 23 ciudades y áreas metropolitanas llegó a 48,2 % en 2018, lo que significó que el número de trabajadores informales fue de 5,7 millones.
Sin embargo, a nivel nacional la cifra de personas que trabajan en la economía del rebusque sobrepasa los 10 millones y Cúcuta, Sincelejo y Santa Marta son las ciudades con el mayor número de trabajadores informales.
“Para fomentar la formalización a gran escala, se debe analizar la toma de decisiones creativas como bajar sustancialmente la carga a las empresas que se formalicen. Hay que crear las condiciones regulatorias, económicas y disuasivas para que sea mucho más atractivo ser formal, que no serlo”, indicó el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.
Esta opinión la comparte el vicepresidente de Fenalco, Eduardo Visbal, quien dijo que para frenar el impacto se debe tener un mayor control sobre los vendedores ambulantes.
El Conpes de ‘Formalización Empresarial’ del DNP, reveló que el 75 % de las microempresas del país no están registradas y los niveles de cumplimiento de contratación formal, pago de prestaciones sociales e implementación de una contabilidad formal son bajos.
