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Economía
El zuncho, de canastos para mercar a bolsos elegantes
Es la base de un negocio cucuteño que está a punto de llegar al exterior.
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Katherine Villamizar Leal
Jueves, 8 de Noviembre de 2018

Un elemento tan común en las plazas de mercado de pueblos y ciudades, como los canastos en zuncho, se convirtió en la base de un negocio cucuteño que hoy está a punto de llegar al exterior.

Los típicos canastos siempre se han caracterizado por ser muy resistentes al peso y difícilmente se deterioran a pesar de la lluvia.

Sin embargo, sus creadores, humildes artesanos, se quedaron en los mismos diseños y modelos que desde hace décadas aprendieron por tradición y se han usado exclusivamente para llevar víveres.

Hace 14 años, la antioqueña Natalia Peláez Villegas llegó a Cúcuta, y  aunque ha vivido en otras ciudades, decidió que este era el lugar donde debía conformar su hogar y su negocio.

Siendo economista, y dedicada siempre al sector de las finanzas, empezó en el mundo del emprendimiento con la motivación de no ser empleada y darle el impulso a los artesanos de la ciudad que la recibió.

La tarea de encontrar los fabricantes fue difícil, porque Peláez quería trabajar con los creadores de los mismos canastos que encontraba en el centro de la ciudad, donde se congrega el sector comercio.

Al principio me fui para la Sexta a buscar a los señores que hacían los canastos, fui varias veces hasta que un día encontré a uno de ellos, precisamente vendiendo los productos a los almacenes de la zona, desde ese momento me contacté con él y él con su familia y otras personas y han sido un apoyo importante”, dijo.

Peláez considera que la razón de ser de su marca es precisamente la población vulnerable, a la que hoy le ofrecen y aseguran un trabajo formal y estable.

“Nuestro eslogan es sentido social artesanal, nuestro ADN es ayudar a la población menos favorecida y personas que viven hasta en invasiones, además queremos conservar esas tradiciones que han pasado de generación en generación”.

Hoy, son en total tres familias las que están a cargo de la elaboración de los canastos y trabajan desde sus casas, como talleres satélites.

Ellos se encargan de tejer los diseños y medidas que Peláez les da. Posteriormente, los detalles finales y toques de decoración están a cargo de ella y algunas hijas de los artesanos.

“Les forramos las asas, les ponemos accesorios para que los canastos sean más atractivos para nuestros clientes”, dijo.

A pesar de que Peláez es la encargada de los diseños, los artesanos le proponen ideas nuevas que ella tiene en cuenta al momento de la creación.

Un producto no valorado

Encontrar por tradición los canastos de zuncho en las plazas de mercado, es una de las razones por las que muchas personas no han visto a estos accesorios como un elemento fino, para llevar en todo tipo de ocasión.

“Desafortunadamente en Colombia no son muy bien valorados los productos y el trabajo, por eso son clientes exclusivos los que nos hacen pedidos, especialmente en Cartagena y Barranquilla”, explicó Peláez.

Otras ciudades a donde llegó Ikal, la marca de bolsos, son Cali, Bogotá, Medellín, Huila y Villavicencio.

Los accesorios son totalmente femeninos, pero se pueden usar para toda ocasión, desde sobres para fiestas hasta bolsos para la playa.

“A nivel mundial se usan para ir a la oficina, los dejamos siendo artesanales con un toque más especial para las reuniones”, dijo.

Además del zuncho, para elaborar los bolsos se utilizan los residuos de telas y cueros que las empresas de ropa de la ciudad le donan a Ikal.

La producción varía dependiendo las temporadas y ventas.

“Eso depende del mes y del año, este año fue difícil a principio, pero al final está mejorando, sin embargo siempre tenemos pedido, podemos producir al mes 200 bolsos o 100, la cifra varía”, dijo.

Peláez contó que la marca no tiene tienda física y todo lo manejan desde sus redes sociales.

Por más clientes

Aunque la marca ya tiene sus clientes fijos, Peláez agregó que nunca dejan de explorar más mercados.

“He conseguido muchos clientes en las ferias locales y los viajes que hago, sin embargo, nunca dejo de buscar más”

En los dos años que tiene la marca de haberse constituido legalmente, ya se ha presentado también en ferias con el apoyo de la Cámara de Comercio de Cúcuta y Procolombia.

Gracias a esta última entidad es que hoy están a puertas de exportar hacia Europa, Estados Unidos y los Emiratos Árabes.

“La primera exportación no es fácil hacerla solo, pero gracias a Procolombia nos encontramos con un señor de España que lleva 20 años distribuyendo este tipo de productos y se interesó en el negocio, la idea es que sea en toda Europa inicialmente”, explicó.

Además, se están preparando para participar en una rueda de negocios femenina de la Alianza de Pacífico, en Bogotá, el próximo 27 de noviembre.

“Estamos inscritos y esperamos la respuesta de los clientes para que un buen número se interese; pensamos que van a salir varios negocios”, dijo.

Artesanos, a un trabajo formal

Desde que Natalia Peláez creó su marca e inició el trabajo con los artesanos de la ciudad, ellos consideran que su vida ha cambiado en gran manera.

Pablo Antonio Arias fue el primero  que le brindó su apoyo desde hace más de dos años.

Él, oriundo de Bucaramanga, llegó a Cúcuta hace 15 años buscando mejores oportunidades.

“Yo estaba desempleado y no sabía qué hacer, entonces me contaron que en Villa del Rosario había un señor que tejía canastos de caña, yo le pedí el favor de que me enseñara y le pagué, desde entonces aprendí el oficio y hoy lo sé a la perfección”, dijo.

Arias tiene 69 años y vive en el barrio Virgilio Barco con su esposa. Hoy siente que tiene una estabilidad económica que no tenía cuando vendía los bolsos en la calle.

Antes de empezar a trabajar con Ikal, vendía los canastos de zuncho por docena a personas que se encontrara en la calle. 

En el mes llegaba a elaborar hasta 50, y cada uno lo vendía desde $8.000 hasta $15.000.

Hoy en día, su producción ha aumentado y por cada canasto le pagan casi el doble de lo que ganaba en ese entonces.

“Me cambió mucho la vida, pude conseguir mejor estabilidad económica, porque a uno en la calle no le pagan igual, en cambio la señora Peláez es muy cumplida con los pagos, además que he perfeccionado mi perfeccionado mi trabajo”, dijo.

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