El tamaño del grano, la calidad, suavidad, aroma y sabor, hacen que el cacao que se produce en la región del Sarare (Toledo), sea apetecido en los mercados locales de Norte de Santander.
Para aprovechar esas bondades y la fertilidad de la tierra se unieron 86 agricultores, quienes ven en el cacao un producto con futuro.
Para mejorar los cultivos y aprender técnicas para la selección de las variedades, se ha contado con la ayuda de la Federación Nacional de Cacaoteros y del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
Además, la Administración Municipal les hace acompañamiento con los técnicos de la Umata y les ha entregado insumos y materiales para favorecer a los agricultores, teniendo en cuenta que es una región que requiere de nuevas oportunidades para que se logre el desarrollo económico y social.
Aunque no tienen los medios para procesarlo, el producto en su gran mayoría lo venden en Saravena, debido a que es más fácil el transporte a esa región, por tanto en temporada de lluvias la carretera La Soberanía dificulta la movilidad hacia Toledo, Pamplona, Bucaramanga y Cúcuta.
Ese sector hace parte del corregimiento Gibraltar, compuesto por más de 15 veredas que en su gran mayoría se dedican a la explotación agrícola y pecuaria.
Tienen comunicación a través de la carretera La Soberanía con los departamentos de Arauca, Boyacá, Norte de Santander y Santander, tomando la Central del Norte por Chitagá.
La presidenta de la Asociación de Cacaoteros del Sarare Toledano, María Elena García, afirmó que en 2015 decidieron asociarse para buscar mejores oportunidades y facilitar la ayuda de las entidades del Estado.
Así empezaron a trabajar más organizados y en la actualidad cuentan con aproximadamente 100 hectáreas cultivadas con cacao de las variedades araucana, San Vicente 41, Caucasia, Selección Colombia, Saravena, Tame 2 y 4 y el hibrido, entre otras.
Sobre el por qué el cacao del Sarare es especial y apetecido en la región, García indicó que es por la fertilidad de la tierra, las condiciones climáticas favorables, el cuidado y la utilización de métodos tradicionales que hacen que la almendra sea más grande.
La aspiración es que por medio de la Alcaldía u otra entidad del Estado se les entregue una planta secadora. En la región la mayor parte del año llueve y los campesinos no tienen como conservar el fruto.
Además, requieren de una máquina procesadora para elaborar chocolates y demás derivados del cacao.
Actualmente cuentan con un lote para la construcción del centro de acopio y la procesadora en la vereda Mundo Nuevo, para lo cual necesitan del apoyo de la Alcaldía.
La líder del gremio explicó que debido a las condiciones de la carretera, les queda más fácil establecer comercio con Saravena, que con Cúcuta.
Transformación
García manifestó que con la asesoría y capacitación del Sena aprendieron con los derivados del grano a elaborar crema de whisky, gelatina, arequipe y té energizante.
