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Economía
Grandes compradores solo buscan aceites certificados
La meta de Colombia es certificar el 100% de la producción palmera.
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Katherine Villamizar Leal
Miércoles, 6 de Junio de 2018

Hacer aceite de palma ambientalmente sostenible es el principal reto del sector palmicultor, que en todo el mundo sigue enfrentándose a críticas relacionadas con la violación de la propiedad privada, la explotación laboral y la contaminación ambiental.

A esta presión social que siempre han ejercido las organizaciones no gubernamentales (oenegés) se sumó quizás el más importante de los actores para la cadena de valor, el mercado internacional.

Ahora, es el mismo mercado el que exige que la producción de aceite tenga estándares de sostenibilidad ambiental, social y económica, los mismos que se otorgan a través de la RSPO o la mesa redonda de aceite de palma sostenible. 

Darrel Webber, director ejecutivo de RSPO, dio a conocer durante la VII Conferencia latinoamericana de RSPO, que se cumple en Cali, que el sistema de certificación de sostenibilidad fue reformado para incluir dentro de los estándares a los pequeños y medianos productores.

Aunque no se sabe todavía cuál será el costo de esta certificación, Webber expresó que lo importante es que los productores y las empresas estén interesados en trabajar bajo la legalidad y haciendo las cosas bien, más allá de los beneficios económicos que se generan al estar certificados con la norma.

Según Webber, en el mercado europeo, hay países que compran el 100% de aceite certificado y a nivel mundial, el 20% del sector palmicultor está certificado.

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Colombia y la RSPO

La certificación en sostenibilidad ambiental es una norma que aplica para todas las actividades agrícolas en el mundo, sin embargo, en el caso de la palma de aceite ha tomado más fuerza.

Andrés Felipe García, director de planeación sectorial y desarrollo sostenible de Fedepalma, dijo que en Colombia hasta la fecha se han certificado 11 empresas que representan el 14% de la producción nacional.

Adicional a esto, 24 empresas más están en proceso de certificación, que sumándose a las 11 ya certificadas significarían el 50% del sector palmicultor en Colombia.

En 2017 el país superó los 1,6 millones de toneladas de aceite de palma, cifra que representa un crecimiento de 42% respecto a 2016 y un valor estimado de 3,3 billones de pesos.

Tendencias del mercado

Estar cerca de Norteamérica es atractivo para entrar al mercado y aunque el negocio está dominado por el sureste de Asia, Latinoamérica se está volviendo cada vez más importante para el sector.

El estigma del  cultivo de la palma de aceite sigue estando vigente que incluso hay marcas que ponen etiquetas que dicen “libre de aceite de palma”.

Por eso las marcas están exigiendo que estos derivados de la palma tengan certificación en RSPO.

Reducir las emisiones de gases y el cero desperdicio son los puntos más importantes de los norma para marcas como Pepsico y Daabon que están comprometidos con la conservación del medio ambiente.

Dan Strechay, representante de RSPO para Outreach y Engagement resaltó que lo importante es la creatividad y la innovación porque la RSPO no exige procedimientos costosos.

“Se trata de leer la norma, entender qué está hecho y pensar qué se puede hacer”, dijo.

Según Strechay, la diferencia entre la palma de Malasia y la de Centroamérica es que acá no se está sembrando en áreas comunales ni donde habitan comunidad indígenas.

Retos de la palmicultura

En cuanto a dificultades para el sector, García destacó que no solo en Colombia sino en todo el mundo, la palmicultura se enfrente a tres problemáticas: la propiedad de las tierras, el agua y la relación entre productores y extractoras.

-Tierra

En términos de derechos quienes tienen más problemas son los pequeños y medianos productores a quienes el estado no les ha logrado resolver la propiedad de sus tierras.

Además, el legado de los cultivos ilícitos ha hecho que bandas al margen de la ley se hayan adueñado de tierras para cultivar palma bajo la ilegalidad. 

En el caso de comunidades indígenas, la certificación de sostenibilidad establece el consentimiento libre, previo e informado donde se debe demostrar el título de la tierra y una licencia social que la comunidad ha avalado.

-Agua

Los principios y criterios referentes al agua se pueden simplificar en cuánta agua se utiliza para el cultivo y de qué afluentes se toma.

En ese sentido, García indicó que se hace necesario desarrollar un programa de manejo de las fuentes hídricas para todos los sectores teniendo un cuenta que Colombia es un país montañoso.

-Extractoras y productores

Según García, a diferencia de la Federación Nacional de Cafeteros, que ofrece a sus productores una garantía de compra por el producto, Fedepalma no puede garantizar la venta del aceite de palma, si no está certificado y cumple con los requisitos ambientales establecidos por RSPO.

“Uno de los mayores problemas es quién compra el producto y bajo qué condiciones lo hace”, agregó.

La relación justa entre las plantas extractoras y los productores también está incluida en la norma de sostenibilidad.

Ante esto, Webber sugirió un mecanismo de quejas y reclamos donde los productores puedan reflejar cómo son tratados.

“En otros países es muy común el modelo de cooperativismo en el que los productores se unen para desarrollar la palmicultura, sin embargo, en Colombia cada uno busca ser independiente”, agregó.

*Invitada por Fedepalma

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