Aunque no todo emprendimiento es innovador y no toda innovación se da precisamente en un emprendimiento, se puede emprender e innovar al mismo tiempo.
Sin embargo, así como es bueno ser un emprendedor innovador, también es importante saber que es una tarea más compleja de lo que se cree.
Lo primero es saber en qué sector se quiere emprender, porque es más fácil pensar en ideas innovadoras dentro de un campo que en general.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoce un conjunto de innovaciones sobre lo que está innovando América latina y el caribe como Fintech, Agrotech, salud, agua y saneamiento y economía naranja.
Fernando Meneses, líder de emprendimiento de la Universidad Minuto de Dios, explicó que una innovación es un proceso, que tiene unas entradas, unas actividades transformadoras y unas salidas.
Las entradas son la investigación inicial, la observación, la motivación del emprendedor y la situación problema de un grupo poblacional. Las actividades transformadoras son las investigaciones posteriores, las pruebas, el prototipado, entre otras.
“La innovación es un proceso de aplicación de conocimiento que va en la vía de las estrategias competitivas de las organizaciones”, dijo.
Según Meneses, las empresas pueden innovar en producto, incorporando desde el diseño componentes sustancialmente novedosos frente a los competidores y en el proceso, siendo más eficientes, reduciendo costos, tiempos de entrega e incorporando nuevas prácticas y tecnología.
También destacó que se puede innovar en marketing, incorporando mejores experiencias y en la aplicación de estrategias para incrementar el número de clientes y fidelizarlos.
Otra forma de innovar puede ser en el modelo de negocio, teniendo estructuras organizacionales más flexibles, más agiles para tomar decisiones y responder a la velocidad del entorno.
“Innovar es diseñar soluciones a problemas presentes en el mercado, soluciones accesibles, que mejoren la calidad de vida, que vayan en la vía de las tendencias del mercado o que se conviertan en propuestas tecnológicas para estimular la curva de aprendizaje del mercado”, afirmó.
La revolución del Fintech y el Agrotech
Meneses explicó que el Fintech es una tendencia mundial creciente, se refiere al mercado de las empresas de servicios financieros completamente digitales que aprovechan los vacíos del mercado y los servicios de soporte en temas de seguridad y conectividad.
El estudio ‘Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe’, elaborado por el BID, señala que la gran mayoría de emprendimientos Fintech ayuda en la erradicación de la exclusión financiera y promueven mayor inclusión.
El documento señala que la oportunidad para estas empresas es grande por la exclusión financiera medida por la posesión de una cuenta bancaria que se estima en el 49 % en la región.
Otro de los sectores importantes es el agrícola, que en América Latina y el Caribe representa uno de los principales sectores económicos de la región, con el potencial de contribuir a mejorar la seguridad alimentaria, aumentar los ingresos y reducir la pobreza.
“La oportunidad es significativa: La región, que cuenta con el 38 % de la tierra destinada al sector agrícola, es la mayor proveedora de alimentos al mundo”, dijo Meneses.
Algunos ejemplos pueden ser los nuevos sistemas de producción, mecanización y automatización de labores, genética y protección de cultivos y animales, big data y agricultura de precisión, software de gestión, servicios de información para la toma de decisiones, plataformas innovadoras de compraventa, servicios tercerizados y financiamiento, entre otros.
Innovar Socialmente
Según el Consejo Global sobre Innovación Social del Foro Económico Mundial (FMI), innovación social es la aplicación de enfoques novedosos, prácticos, sostenibles y de mercado que logran cambios sociales o medioambientales positivos con énfasis en las poblaciones más necesitadas.
Olga victoria Rodríguez Manasse, líder de la unidad de emprendimiento creatividad e innovación (UNECI) de la UDES en Cúcuta, explicó que un reto de innovación social es el planteamiento de una situación problemática compleja que afecta a una comunidad especifica o a la sociedad en general, y que requiere de una nueva solución ya que las que se han implementado no han sido efectivas, sostenibles ni escalables.
“El resultado esperado en un proceso de innovación social es el diseño e implementación de soluciones creativas, funcionales y concretas, basadas en la participación de la comunidad y sus actores involucrados”, dijo.
Agregó que la solución del reto se aborda en el corto, mediano y largo plazo con la posibilidad de integrar diversos proyectos, los cuales se articulan y complementan para brindar soluciones que generen transformaciones sociales en busca de un desarrollo justo y equilibrado para la comunidad en estudio.
