La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Economía
Mujeres emprendedoras desempeñan un oficio tradicional para hombres
Adonis, Yeinny y Luz Marina, son las carpinteras de Guaimaral.
Image
Eduardo Bautista
Eduardo Bautista
Domingo, 27 de Enero de 2019

En el noble oficio de trabajar la madera, desempeñado tradicionalmente por avezados ebanistas, a las mujeres se les negó por décadas la posibilidad de destacarse en ese campo, cumpliendo en el taller de carpintería si llegaban a estar allí, trabajos secundarios.

Sin embargo, ellas incursionaron en el oficio de la carpintería, uno de los más antiguos del mundo, demostrando que no hay ningún terreno vedado para el sexo femenino y que pueden hacer las cosas tan bien como cualquier maestro que se precie de serlo.

Ese es el caso de tres mujeres emprendedoras y cabeza de hogar que en el barrio Guaimaral conforman un equipo de trabajo en el taller de carpintería Coby que abrieron hace unos siete meses.

En la calle 11N No. 32, en ese sector de Cúcuta, se les ve a diario dándole forma a la madera, ensamblando, montando y puliendo esas piezas que entregan con puntualidad y buenos acabados a sus clientes. 

Ellas fabrican muebles para el hogar, marcos de puertas, escritorios, hacen restauraciones y trabajos de tapicería, todo con el toque y la responsabilidad que caracteriza a las mujeres, según Adonis Cobilla Ortiz, la de mayor experiencia y quien comanda el negocio. 

Adonis aprendió el oficio de su papá, "desde la edad de 15 años y tengo 53, imagínese todo lo que he recorrido, todas las lecciones aprendidas y los tropezones que me he dado en este arte". 

Emprendedora y propietaria

Adonis confiesa que al profesionalizarse por cuenta propia, decidió montar su carpintería y llegó a manejar hasta 15 obreros que producían muebles para comercializar al por mayor en Bogotá y Bucaramanga, con aciertos y fracasos que no la han alejado de lo que le gusta hacer en la vida.

Ella ha enseñado a otras mujeres a desempeñarse en las máquinas, a cortar, fabricar, instalar, tapizar, pintar y hacer todo lo referente al arte de la madera y hoy la acompañan sus socias Luz Marina Redondo y Yeinny Chávez.

"Aquí fabricamos puertas, cocinas, closets, se tapiza, se pinta y se remodela toda clase de muebles poniéndolos bonitos sin importar lo viejos o destartalados que estén", dice esta mujer, madre de Jonathan, que tiene 30 años y es bacteriólogo.

Agrega que están empezando de nuevo, tras varios fracasos, uno de ellos cuando les robaron toda la mercancía que llevaban para entregar en la capital del país al principal comprador, quedando en la calle. 

La preocupación de esta microempresaria es dar con un contrato grande que las ayude a crecer el negocio, "pero es difícil porque a veces por ser mujeres piensan que una no sabe o no es capaz, pero yo sé muy bien el oficio que aprendí de mi papá Walter Martín Cobilla, que era del Banco (Magdalena), y de mi mamá Delfina María Ortiz, oriunda de Barranquilla (Atlántico), quienes iniciaron en Cúcuta fabricando las famosas mecedoras mompocinas". 

De aprendiz a maestra

La venezolana Yeinny Chávez, de 37 años, llegó a Cúcuta hace 15 y los tres primeros los dedicó a trabajar en restaurantes y en el comercio informal para procurarle el alimento a su familia. 

Hace 12 años ha estado dedicada a la carpintería, que fue aprendiendo al lado de Adonis Cobilla, "quien me dio la oportunidad, me enseñó a pintar, tapizar, cortar en las máquinas y ese aprendizaje me permite un buen desempeño acá en la fábrica".

Yeinny tiene siete hijos y dice que la carpintería además de darle para sostenerlos, le deja gran satisfacción por ser un arte noble, mediante el cual se hacen objetos de utilidad para las personas y que perduran en el tiempo como las obras de arte. 

El ruido de la sierra, la máquina sinfín y el constante golpeteo de los martillos no le molestan y por el contrario son la música que la motiva a hacer cada día mejor las cosas, innovar y pulir cada detalle para que sus trabajos dejen plenamente satisfechos a los clientes, precisa.

El arte de mantener la clientela 

Luz Marina Redondo Castillo, con 48 años, madre de un hijo de 13, es la mejor amiga de Adonis y la acompaña en el tema de la carpintería desde hace casi 30, desempeñándose en la actualidad como la contadora, la encargada de supervisar los trabajosas, conseguir y mantener la clientela. 

Sin embargo, cuando el tiempo se lo permite se pone la camiseta y ayuda a tejer las mecedoras y en las labores de tapicería, procurando que los pedidos estén listos en el tiempo estipulado.

En estos meses, de vuelta en el trabajo después de un cierre de un año, a estas emprendedoras les empieza a ir mejor, recuperando parte de los clientes viejos "porque trabajamos bien y con precios justos para no correr a nadie", dice Luz Marina. 

En el taller de estas tres mujeres hay una sinfín, un canteador, una sierra, el trompo, una máquina plana para tapicería y el compresor para la pintura, lo que les permite contratar a un carpintero y un pintor con sus respectivos ayudantes cuando tienen un contrato grande  que entregar, quienes no tienen reparo en dejarse guiar y trabajar bajo las órdenes y supervisión femenina, dice de manera jocosa Luz Marina. 

Temas del Día