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Economía
Palmicultores colombianos, de compradores a vendedores
La palmicultura colombiana ha podido tener un mayor manejo y resiliencia que sus vecinos.
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Miércoles, 25 de Septiembre de 2019

La agroindustria de la palma de aceite está pasando por una etapa de crisis a nivel global y que en particular ha golpeado fuertemente a Latinoamérica.

En medio de este panorama, la palmicultura colombiana ha podido tener un mayor manejo y resiliencia que sus vecinos. 

En Ecuador, por ejemplo, la crisis estimuló las importaciones de aceite de palma de este origen y llevó a que el mercado colombiano tuviera que ajustarse aumentando sus exportaciones, donde algunos palmeros terminaron asumiendo compromisos en el mercado externo sin medir el impacto que esto tendría en el mercado local. 

Según Jens Mesa, presidente ejecutivo de Fedepalma, la menor oferta exportable de Ecuador, originada primordialmente por la afectación de la Pudrición del Cogollo (PC), la unificación del precio de venta en el mercado local colombiano y la mayor competitividad del precio del aceite de palma frente a sus sustitutos, propició que rápidamente Colombia pasara de un escenario de compradores a vendedores. 

“Este problema tiene que ver con el uso inadecuado de los mecanismos con los que cuenta el sector y a la falta de una lectura apropiada de las señales del mercado por parte de los productores”, explicó Jens Mesa Dishingnton, presidente de Fedepalma.

El sector palmero del país  se trazó la meta de contar con el 50% de su producción de aceite de palma crudo verificada y/o certificada como sostenible a 2021 y de alcanzar el 75 % a 2023.

Además de consolidar una oferta que dinamice los mercados  a través de mejores condiciones de comercialización, el reto para el gremio es la generación de valor, que pueda ser compartido con las comunidades palmeras. 

Frente a las situaciones adversas, muchos productores han pensado que la primera opción es renunciar al sector.

“No podemos perder de vista que este es un negocio de largo aliento, sujeto a ciclos, en el que la clave en gran medida es la persistencia. De hecho, la tendencia decreciente de los precios que el sector ha venido experimentado en los últimos años empezó a cambiar”, explicó Mesa.

Según Miguel Sarmiento, presidente de la junta directiva de Cenipalma, explicó que el negocio de la palma en Colombia es competitivo, pero no todos los productores han asumido las buenas prácticas.

“Los agricultores que tienen una mejor producción, tienen un arma de defensa de ventaja frente a temas coyunturales como los bajos precios”, explicó.

Existen experiencias exitosas como las parcelas demostrativas para que los productores se acojan a la tecnología.

En cuanto a las enfermedades como la pudrición del cogollo, Alexandre Cooman, director de Cenipalma, explicó que se manifiesta de diferentes formas y hay algunas en las que se pierden más hectáreas.

Cerca de 2.400 millones de dólares se han perdido a causa de esta enfermedad.

En cuanto a cómo se le lleva conocimiento a los palmiculturos, Cenipalma usa más del 50 % de sus recursos para la difusión de sus estudios.

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