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Pantalones desde $4.000 atrapan a clientes en ventas de ropa usada

El mercado de ropa de segunda mano es una oportunidad de negocio o de sustento para los migrantes venezolanos.

El mercado de la ropa y zapatos usados tiene un valor estimado entre 100 y 120.000 millones de dólares en todo el mundo y se ha triplicado en tamaño desde 2020, según el estudio ‘What an Accelerating Secondhand Market Means for Fashion Brands and Retailers’ de Boston Consulting Group y Vestiaire Collective.

El informe reveló que la ropa adquirida en segundazos ocupa una cuarta parte de los armarios de los compradores y podría llegar al 27% en 2023. Además, según datos del Instituto para la Exportación para la Moda (Inexmoda), el consumo de la moda de segunda mano en Colombia llegó a $27,7 billones en 2021, 21% más que en 2020 y 5% más que en 2019.


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La investigación de Boston Consulting Group y Vestiaire Collective reflejó que los consumidores de la generación Z (1995-2000) son los más propensos a comprar esta ropa (31%) y a vender (44%). Después está la generación Y o Millennials (1982 y 1994).

El mercado en Cúcuta

En el centro de Cúcuta está El Bazar de la Sexta, un centro de negocios de ropa y zapatos usados, en donde muchos venezolanos llegan a buscar prendas para llevar al país vecino y revender, pues se ha convertido en el sustento de innumerables familias, de acuerdo con Johana Moreno, vendedora el establecimiento El Wicho.

Ropa usada

Precisó que hay pantalones desde $4.000 hasta $30.000 y franelas desde $1.000 hasta $10.000. También ofrecen pares de zapatos de $8.000, $15.000 y $20.000. Señaló que se trata de una cadena de beneficiarios: quienes les venden obtienen su sustento, los comerciantes buscan sus ingresos así y quienes llevan para revender también logran su sustento de esta manera.


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“La gente busca mucho esta ropa, lo que nos llega rápidamente sale. Los venezolanos se llevan $500.000 y hasta $1.000.000. Algunos han comprado $2.000.000. Aquí nos llega ropa de Bogotá y Medellín”, indicó el comerciante Evel Muñoz. 

Carolina Sarabia indicó que la pandemia de COVID-19 y la aparición de almacenes de ropa nueva muy económica los afectó y aún no llegan al nivel de ventas de 2019. 

Sin embargo reconoció que la ropa de segunda mando sigue siendo muy apetecida, incluso llegan a sus manos prendas de marca. “Un pantalón de marca, que puede costar 300.000 pesos, aquí le puede salir en 30.000”, precisó.


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Según José Pérez, muchos de sus clientes adquieren prendas que le sirven “para salir” (ir a sitios públicos). Resaltó que antes de negociar la mercancía con quienes se la proveen revisan muy bien el aspecto de la misma, para poder ofrecer un buen producto.  

El mecánico de carros Mauricio Morales es un comprador recurrente, porque, argumentó, que le resulta más económico usar y desechar a los dos o tres días estas prendas que mandarlas a lavar. 

Estos locales garantizan el buen estado físico y la pulcritud de la prenda o el calzado que entregan a sus clientes, pues tienen máquinas para hacer los trabajos de costura o el personal idóneo que repara los zapatos.

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Leonardo Favio Oliveros Medina
Leonardo Favio Oliveros
Viernes, 11 de Noviembre de 2022
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