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Economía
Pesca artesanal, una actividad en riesgo de desaparecer
Los ríos Zulia y Pamplonita ya no tienen la misma cantidad de peces que hace unos años, más de 50 familias viven de esa actividad. 
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Katherine Villamizar Leal
Sábado, 9 de Noviembre de 2019

Dos balsas improvisadas y tres atarrayas son testigos de las largas jornadas que Alexander Chaustre tiene que pasar en los ríos Zulia y Pamplonita para conseguir su sustento diario.

Chaustre se dedica a la pesca artesanal desde que tenía 18 años,  y aunque no ha cumplido los 40, la inclemencia del sol y los peligros a los que se expone hacen que luzca de mayor edad.

Tiene su equipo de trabajo, pero más que pescadores, son cinco amigos; esta es un actividad en la que la ayuda del otro es indispensable.

Se reúnen todos los días desde la madrugada en la casa de Julio Medina, en Puerto Lleras. Alistan sus botas pantaneras, sudaderas, gorras y camisas manga larga para continuar su camino.

Desde Puerto Lleras, ubicado a 45 minutos de Cúcuta, continúan su  trayecto por media hora más. Para llegar al río se van en motos por carretera destapada, hasta ver que en medio del la vegetación se asoma el caudal. 

En la orilla del río Pamplonita los esperan dos balsas; antes de echarlas al agua, se aseguran de subir su material de trabajo.

Atarrayas listas... ¡Acción!

Los pescadores están siempre alerta, pero tranquilos. En cada balsa van equipos de dos, uno lanza la atarraya y el otro, con una vara de madera que hace las veces de remo, dirige el camino.

Dos pescadores más se sumergen y pescan desde el fondo del río.

Cuando son aproximadamente las 10 de la mañana, se empiezan a sentir los efectos del campo. Ya no le temen al sol de 35 grados centígrados, ni a la nube de mosquitos que ronda por el río. Ahora, el verdadero miedo es encontrarse con caimanes aguja y serpientes.

“Al principio le daba a uno miedo que le picara una raya, pero después de que le pican 14 o 15 ya uno se acostumbra”, cuenta Julio Medina entre risas.

Cuando están caminando por el río, sin querer pisan a las rayas que por esa zona alcanzan a pesar hasta 25 kilos.

Una de las anécdotas que Ernesto García no quisiera recordar, fue el día que casi lo muerde un caimán.

“Menos mal no estaba solo, eso es lo bueno de salir en grupo”, agrega.

Aunque lleva más de diez años en el oficio, “un montón”, dice que no le gustaría ver a ninguno de sus tres hijos haciendo lo mismo que él.

“Es un trabajo muy difícil, no tenemos unas ganancias fijas y aunque a veces logramos hacernos a los  50 mil pesos, hay días en los que nos vamos sin nada”, agregó. 

Recorren una gran extensión del río buscando bocachicos y tilapias, aunque es normal encontrar todo tipo de especies.

No tienen horario definido, ni producto seguro. “A veces terminamos a las 5 o 6 de la tarde, depende de cómo está la pesca, si hay bastantes pescados podemos salir a las 9 de la mañana”.

Cuando llueve en Cúcuta, el agua baja contaminada y mata a los peces. La ‘pesca milagrosa’ que recuerdan fue el día que recolectaron 150 kilos.

Un mejor trabajo

El único día que tienen para compartir con sus familias, es el domingo.

Los pescadores saben elaborar atarrayas, pero ni siquiera les queda tiempo para dedicarse a eso.  

El cansancio de un oficio tan agotador ha hecho que quieran dedicarse a otra cosa. Sin embargo, no quieren dejar a un lado lo que saben hacer.

Recientemente conformaron la Asociación de pescadores de la región, en la que están vinculados 50 personas de Palmarito, Puerto villamizar, El Zulia, Banco de Arena y San faustino; se calcula que en total son unos 70.

“Queremos que los entes mu nicipales se den cuenta de que nosotros nos estamos preparando para ser cuidadores del río, nosotros no sacamos ni matamos lo que no nos vamos a comer, como los caimanes, tortugas o rayas, ni siquiera los pescados que no tienen el tamaño comercial”, explica Julio Medina.

La idea, además de arborizar las zonas del río Zulia y Pamplonita, es repoblar con más peces.

“El hecho de que nos demoremos todo un día trabajando, es una muestra de que ya no hay pescados”, explicó Medina.

Desde la asociación hicieron el llamado para que les ayuden a desarrollar un proyecto de piscicultura.

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