La compañía francesa Maurel & Prom invertirá 400 millones de dólares en un campo petrolero de Venezuela, país cuya producción de crudo está en franca caída.
“Se ha logrado un buen acuerdo para elevar la producción de un importante campo” en el estado Zulia (noroeste), anunció el presidente Nicolás Maduro a través de la televisión gubernamental.
El mandatario socialista reiteró la meta de elevar en un millón de barriles la oferta de Venezuela en 2019, hasta los 2,5 millones de barriles diarios.
Maduro se reunió en el palacio presidencial de Miraflores con Michel Hochard, presidente ejecutivo de Maurel & Prom, para sellar el convenio.
La compañía desembolsará 400 millones de dólares para constituir con PDVSA una empresa mixta con capital 60% venezolano y 40% francés para la explotación de crudo en la zona del sur del Lago de Maracaibo, rica en yacimientos de hidrocarburos, detalló Manuel Quevedo, ministro de Petróleo y presidente de la estatal venezolana.
“Tenemos una gran responsabilidad, pero tenemos confianza de estar a la altura (...). Estamos seguros de contar con apoyo y alcanzar el éxito en esta nueva empresa”, dijo por su parte Hochard, según la traducción de un intérprete.
En medio de un colapso económico, con hiperinflación y escasez de alimentos básicos y medicinas, la producción petrolera venezolana se ha desplomado de 3,2 millones a 1,13 millones de barriles diarios en la última década, de acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Venezuela y PDVSA enfrentan serios problemas de liquidez. En 2017 fueron declarados en default por pagos atrasados de bonos y sancionados por Estados Unidos, que prohibió a sus ciudadanos y empresas negociar nueva deuda del país caribeño y su petrolera.
El gobierno de Maduro atribuye el desplome de la producción a la corrupción y a malos manejos en PDVSA, así como a menores inversiones en infraestructura por la caída de los precios del crudo entre 2014 y 2016.
Sin embargo, expertos vinculan la caída con el financiamiento, por parte de PDVSA, de un déficit fiscal que ronda 20% del PIB.
