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Primero fue el café, luego el bolívar y ahora las remesas

Una ponencia sobre la historia del comercio en Cúcuta, en el marco de la Fiesta del Libro 2019.

Sobre la frontera, su economía, cultura e idiosincrasia se ciernen varios mitos que a través del voz a voz se han convertido en la verdad empírica de la región. Uno de ellos es que somos un departamento de comerciantes, que históricamente fuimos los fenicios del país y que la tradición de venderle y comprarle a Venezuela siempre impulso la industria local.

Pero esta afirmación, es un mito. Así lo aseguró el economista y magíster en gerencia del desarrollo sostenible, Francisco Unda, en su ponencia en el marco de la Fiesta del Libro 2019.

El proceso histórico del comercio en Cúcuta inició en 1860 con la creación del circuito agroexportador, Norte de Santander empezó a cultivar y a exportar café en 1870. Esta actividad comercial era vital para la época y convertía a la región en un referente nacional de la agroindustria.

Salazar de Las Palmas fue la cuna del café, la historia cuenta que el cura bogotano Francisco Romero impuso una original penitencia a todos los feligreses que oía en confesión. En lugar de avemarías y padrenuestros, el cura les ordenaba sembrar matas de café.

El café llegó de Venezuela, país que para la época era el segundo mayor productor del grano en el mundo, solo por detrás de Brasil.

La primera guerra mundial (1914-1918) trajo consigo un decrecimiento de las exportaciones de café, porque para la época el departamento comercializaba el grano con los alemanes.

Con la aparición del petróleo, Venezuela se convirtió en una nación rica en la que el gobierno tuvo que dar subsidios a los agricultores para que no dejarán atrás los cultivos.

Estos beneficios fueron aprovechados por los productores del departamento en 1938. Luego de superada la crisis de 1929, Norte de Santander exportaba el 40 % del café nacional a través del Lago Maracaibo.

Unda resaltó, con un documento de la época, que mientras en 1948 el departamento exportó 129.000 sacos de café, cuatro años después en 1952 solo fueron 8.250 sacos. El cierre del ferrocarril y la pérdida del punto estratégico de Maracaibo empujaron a la región a desindustrializarse y a empezar a depender de las economías informales e ilegales.

El lago Maracaibo fue el puerto de salida de las primeras exportaciones del departamento. El cierre del ferrocarril y la pérdida del punto estratégico de envíos fue el primer gran cambio que enfrentó la economía de la región.

El comercio fue una consecuencia

La industria regional volvió a nacer en la década de los 70, con los encadenamientos productivos del carbón y la arcilla. Estos dos productos llevan más de 40 años siendo vitales para la economía regional y los principales sectores exportadores del departamento.

Sin embargo, Venezuela se convirtió en el mayor cliente de la región y la buena cotización del bolívar hizo que el departamento no buscará ampliar su red de socios comerciales sino que se centrara en venderle al vecino, una potencia económica en la época.

El declive de la industria petrolera y de los precios internacionales del combustible fósil, ocasionó que ya en la década de los 80 la palabra crisis se instalará en el imaginario local.

Pero lo malo y lo bueno de la industria de combustibles fósiles venezolana ha afectado directamente a la economía cucuteña, es así como entrado el nuevo milenio el departamento logró los picos históricos en sus exportaciones, con Venezuela como su mayor comprador.

“Vender todos los intereses al mismo comprador ha afectado la economía local, porque se ha vuelto dependiente de la situación de la frontera”, agregó Unda.

El cierre de los puentes internacionales, el desgaste de las relaciones binacionales y toda la coyuntura actual modificó el panorama de Cúcuta. 

Es así como hoy los economistas y los líderes empresariales y gremiales de Norte de Santander quieren recordar su historia para no repetirla.

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La época de las remesas

Para Ronald Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, la situación actual de la frontera si ha afectado al comercio legal, pero hay nuevas dinámicas económicas impulsándose en el departamento.

“En este momento, el gobierno colombiano no tiene contabilizado cuánto dinero llega en remesas a Cúcuta desde el extranjero. Esos recursos permiten que la población pendular pueda acceder a bienes y servicios, principalmente, servicios médicos”, explicó Rodríguez.

Un tema del que poco se habla, por causa de la inmigración según el investigador, es sobre el desplazamiento interno que sufre Venezuela y como la población se ha concentrado en los cuatro departamentos que comparten frontera con Colombia.

“Hoy, la población venezolana viene a Cúcuta para retirar sus recursos (remesas), además de comprar bienes y servicios para comercializar en su país. Hay que reconfigurar la economía porque Venezuela cambió con la salida masiva de ciudadanos, el movimiento al interior y por eso en la zona de frontera será donde se generen respuestas para la recuperación de Venezuela”, agregó Rodríguez.

Por su parte, Unda aseguró que los retos para las empresas y las industrias locales son: la conexión entre las grandes ciudades del departamento  (Cúcuta, Pamplona, Tibú y Ocaña) y definir las vías de salida de productos (multimodalismo).

“Hay que empezar a mirar la región como una zona que puede ser una base para la reconstrucción de la economía de Venezuela y de la frontera, la cual siempre ha estado relegada por las decisiones centralistas de los gobiernos”, puntualizó Rodríguez.

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Daniel Villán Bustamante
Martes, 3 de Septiembre de 2019
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