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Roberto Ramos, el palmicultor más productivo de los santanderes

El campesino de Tibú recibió de Cenipalma el premio Mejor Productor de Pequeña Escala.

Hace 31 años Roberto Ramos Remolina se fue de San Vicente de Chucurí  (Santander) a Norte de Santander buscando mejores oportunidades de trabajo, y encontró en el cultivo de la palma de aceite una gran alternativa.

Unos 15 años después de haberse mudado, descubrió que Tibú estaba incursionando en la siembra de la palma, por lo que no dudó en que sería un producto rentable.

Desde entonces, y como los más de mil productores que hoy tiene la región, ha trabajado arduamente para cambiarle la cara de la violencia al Catatumbo y es uno de los pequeños productores con mayor rentabilidad.

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Tanto así que fue reconocido por el Centro de Investigación en Palma de Aceite (Cenipalma) como el Mejor Productor de Pequeña Escala.

La premiación, que por primera vez otorga el gremio, se dio lugar en la versión número 16 de la reunión Técnica Nacional que se llevó a cabo el pasado 25, 26 y 27 de septiembre en Bucaramanga.

En total fueron nominados 26 productores de todo el país, de los cuales 8 resultaron ganadores.

La cara de alegría con la que el palmicultor recibió el premio, refleja el amor con el que se dedica al campo, en su finca que tiene 22 hectáreas.

“Esto lo motiva a uno a seguir trabajando, significa un apoyo, que hay personas poniéndole cuidado al trabajo que hacemos”, dijo.

En su finca, Ramos tiene una productividad de 6 toneladas por hectárea, lo que quiere decir que al mes recolecta aproximadamente 132 toneladas; sin embargo, en épocas buenas ha logrado hasta 160 toneladas.

Un trabajo con esfuerzo

La temporada de verano es la mayor enemiga de la producción, que baja hasta 40 toneladas.

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“El calentamiento global hace que se ponga grave la situación, pero la palma de aceite es un cultivo rentable”, dijo.

Ramos explica que ha logrado tener cosechas constantes hasta por más de un año y que cuando llegan las vacas flacas no se ve muy afectado, pues tiene un ahorro para mantener sus gastos y los de su familia.

Además de su esposa y su hija, en la producción de palma le ayudan dos obreros.

A pesar de la volatilidad en los precios, los productores cuentan con la garantía de que la empresa Palmicultores del Norte (Palnorte) les compra la producción.

Palnorte compra alrededor de 24.000 toneladas al mes, que corresponden a 500 pequeños productores.

La planta extractora tiene actualmente la capacidad de procesar 45 toneladas por hora.

Reconocimiento colectivo

(La finca está compuesta por 22 hectáreas de palma.)

Ramos está vinculado a la Asociación de Palmicultores de Campo Dos (Asopados), una de las primeras 35 asociaciones que hay en la región.

Para su gerente, Marino García Beltrán, este es el premio a un esfuerzo colectivo, de un sector que a pesar de las dificultades propias del territorio, ha logrado salir adelante.

“Para nadie es un secreto que en el Catatumbo el tema de orden público es complicado, pero es una demostración clara de que no hay obstáculos, si uno le pone empeño y dedicación”, dijo.

Asopados está compuesto por 80 pequeños productores que cuentan con el respaldo de Palnorte.

Según García, los productores como Roberto le están apostando a mejorar las prácticas de fertilización a través de materia orgánica.

“Eso ha hecho que mejoremos. Que seamos capaces de aumentar  la productividad sin contaminar el medio ambiente”, agregó.

Además, señaló que la meta de la asociación a 2021 es no usar un solo químico de control de plagas o malezas.

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“Nosotros usamos los mismos residuos de la planta para mejorar el cultivo, esto es muy importante para la región y el medio ambiente”, enfatizó.

Orden público y cultivos

El cultivo de la palma no ha sido ajeno a la violencia y el mayor impacto ha sido el rezago en la inversión.

Sin embargo, García señala que las asociaciones que hoy están presentes en la zona han hecho que las entidades financieras apoyen a los productores.

“A pesar de las dificultades se ha hecho un esfuerzo para proteger a los productores, y mal fuera que por temas de orden público nos limitaran nuestro trabajo”.

Según García, el gremio palmicultor está muy bien consolidado y cuenta con apoyo industrial en la zona.

“Nuestros agricultores son socios de Palnorte, una de las plantas más grandes y que hace que lo que se cultive se venda, haciendo que el proceso sea eficiente”, dijo.

Además, señaló que el productor tiene los recursos para mejorar el cultivo y para sus gastos propios.

La mayor parte del fruto de la palma de aceite que se produce en Colombia se exporta y aunque existen  limitantes, el precio alto del dólar ha hecho que sea un negocio sostenible.

“Hemos tenido meses difíciles, por ejemplo a principios de año, pero hemos empezado a recuperarnos y hemos tenido cómo sostenernos y ser productivos”, sostuvo.

En este cultivo, los productores tienen una rentabilidad del 40% y deben invertir a la producción el otro 60%.

En promedio, un productor que tenga 10 hectáreas puede recibir cerca de cuatro millones de utilidad. 

Sobre el premio

El premio al palmicultor de pequeña escala con mayor productividad es entregado a un productor de cada zona palmera de Colombia.

Con este reconocimiento, Fedepalma y Cenipalma esperan movilizar a los palmicultures en una ruta paso a paso hacia la producción de aceite sostenible partiendo del cierre de brechas económicas, ambientales y sociales, para diferenciarlos en los mercados internacionales.

Los pequeños productores representan más del 70% del área sembrada en Colombia.

En la primera versión del premio fueron nominados 26 productores de 14 núcleos de todo el país, de la zona norte, oriental, central y suroccidental.

Se preseleccionaron 8 productores de las cuatro zonas por sus mejores resultados en efectividad y eficiencia e implementación de mejores prácticas.

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Katherine Villamizar Leal
Sábado, 28 de Septiembre de 2019
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