No tener un salario mínimo a nivel nacional, sino que haya una diferencia de acuerdo con la competitividad y productividad de cada región, es una propuesta con la que los comerciantes del país creen que se puede reactivar la economía.

La regionalización del mínimo propende por la disminución de los ingresos de los trabajadores en algunas regiones que no tienen un crecimiento económico importante.

La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) ha insistido en la necesidad de una reforma estructural laboral, para disminuir el impacto de la informalidad, la cual afecta una cuarta parte de los ocupados del país.

Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, explicó que la propuesta de regionalizar el salario mínimo termina siendo para depreciar el ingreso de los trabajadores.

“Conviene estudiar con detenimiento y reposo para no depreciar la capacidad del consumo interna de los trabajadores”, dijo.

Según Jaramillo, es necesario pensar en el empleo remunerador que hace parte de las características que se defienden en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Y del salario en condiciones dignas y justas que garanticen el mínimo vital.

Para el experto, el hecho que Colombia tenga un estado de administración central de la economía hace que la conexión con estas propuestas se cuestione seriamente.

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Como resolver la informalidad

Jaramillo considera que en una región como Norte de Santander, históricamente azotada por el flagelo de la informalidad y el desempleo, pensar en bajar los estándares laborales no es una solución efectiva.

“Si esa es la estrategia que se piensa adoptar debe ser rechazada”, dice.

Según el experto, el problema estructural del empleo en la región se resuelve con aumento de la presencia institucional de inspección, vigilancia y control e incentivos a la formalidad.

“La política de regionalización debe atender criterios de formalización con derechos, con protección social y con diálogo social, elementos que componen e indican el trabajo decente o la presencia y exclusión del mismo a nivel nacional”, señala.

La idea ha despertado todo tipo de opiniones y en Norte de Santander algunos gremios ya se pronunciaron al respecto.

Hoteles

Alexander Trujillo, presidente de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), considera que en regiones muy prósperas se corre el riesgo de quedarse con nóminas muy ‘infladas’  comparada con otras.

“yo veo complicaciones futuras en el dinamismo de nuestras regiones en términos de crecimiento económico”, agregó.

Según Trujillo, la carga impositiva que pesa sobre las empresas pone en riesgo la estabilidad laborar y el futuro de las mismas.

“Hay temas que se deben revisar desde otras perspectivas, por ejemplo deberíamos fijarnos más sobre el impuesto que todas las personas pagamos se invierta de otra forma”, dijo.

Arcilleros 

Sergio Colmenares, representante del clúster de las arcillas competitivas, manifestó que es una idea razonable ya que se están teniendo en cuenta las necesidades de las ciudades y los departamentos.

Colmenares considera que en Norte de Santander, por ejemplo, el salario podría llegar a rebajarse hasta en un 30% y no afectaría la calidad de vida de los empleados pues el costo en la ciudad y el departamento no es tan alto comparado con otras regiones.

“Este ajuste en el salario mínimo podría hacer que las empresas contraten más personas y se generaría más empleo teniendo en cuenta que en la ciudad actualmente hay gran mano de obra tanto local como inmigrante”, dijo.

Supermercados 

Para Wuilman Tarazona, director de la Asociación de Supermercados Independientes de Cúcuta, la región debe buscar alternativas para lograr generar empleo digno, con un salario que colme las expectativas en seguridad social y prestaciones.

En trabajos como los que requieren los supermercados, Tarazona apoya la idea de que se repiense en el trabajo por horas y no por el salario mínimo completo, pues hay labores que no requieren un horario fijo.

“Son técnicas que hacen que el empleo se dignifique y se potencia la libre empresa”, agrega.

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Un estudio de ventaja 

Los investigadores Luis Arango, Luz Florez y María Olarte en el ‘Documento de trabajo sobre Economía Regional y Urbana’ publicado por el Banco de la República, sugieren que la regionalización del salario mínimo podría aportar a solucionar el tema de raíz.

“Tener un salario mínimo para todo el país con el propósito de mitigar la desigualdad puede, de hecho, dificultar esta tarea, si no se tienen en cuenta que los niveles de productividad son muy distintos y otras características propias de cada región”, dice el texto.

Además, señala que una informalidad laboral cercana al 50 %, como la que se registra en Colombia, no permite pensar que el nivel del salario mínimo sea similar a la productividad laboral de una persona con bajos niveles de capacitación y experiencia en todas las ciudades del país.