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Economía
Su mejor jugada fue dejar de apostar
36 casinos legales hay en Cúcuta.
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Sábado, 23 de Marzo de 2019

Al cumplir 18 años, ‘las puertas del infierno legal’ fueron abiertas para Daniel, y tras 20 años de martirio, ese mismo infierno dejó en la calle a Omar, obligándolo a huir de allí en busca de ayuda.  

Uno muy joven y el otro veterano, ambos entraron al mundo de las apuestas y tocaron fondo.   

Con tan solo 23 años, Daniel incursionó en aquella actividad cuando tenía 15, al entrar en mesas clandestinas de póker. Afirma que la facilidad para apostar hoy en día hace que el problema sea mayor; de allí el gran auge que están teniendo las apuestas en línea, entre esas los ‘parleys’.  Tras 5 años de pérdidas económicas y de dejar a su madre en siquiatría, buscó ayuda y hoy tiene 16 meses sin jugar.

Por otro lado, con más de 24 años en el juego, Omar estuvo al borde de la muerte tras preferir el dinero para apostar que la recuperación de su salud. Con cáncer de estómago en etapa final, las medicinas de la quimioterapia las vendía para poder solventar su adicción de jugador. Tras ser derrotado por su compulsiva enfermedad, un acompañamiento espiritual le ha significado 3 años sin tocar las puertas de un casino y, sobre todo, recuperar su tranquilidad. 

Atrapados por las luces de colores, el olor a nicotina, el trago gratis y la adrenalina que genera la sensación de ganar, la vida se les escapó a través de una ranura que aspira sus billetes.  El juego compulsivo o como se conoce científicamente ‘ludopatía’, no  respeta estrato social, raza, religión ni edad como en los dos casos anteriormente mencionados. 

Los famosos ‘parleys’

Aunque su mayor gusto no estaba en las apuestas en línea, Daniel explica cómo este nuevo fenómeno está envolviendo a las personas desde muy jóvenes por su rentabilidad y fácil acceso. “Cuando perdí todo me di cuenta de que hacer un ‘parley’ solo costaba 1.000 pesos y que había varios establecimientos para hacerlo, por ello llegué a hacer hasta 20 diarios. La compulsividad por jugar no diferencia la modalidad de apuesta”.

En Colombia, las casas de apuestas deportivas iniciaron su expansión en 2002, pero solo hasta su legalización en 2017 comenzaron a tener impacto al hacer presencia, incluso, en los mismos casinos. La primera casa de apuestas en línea del país fue lanzada en julio de ese mismo año y desde ese momento el lema ‘apuéstale a tu pasión’ tomó fuerza.

“La facilidad con la que se apuesta es absurda, si no es por internet hay locales hasta en frente de colegios y universidades.  Está tomando impulso, he conocido casos en los que las personas saldan deudas con el ticket de la apuesta, es decir, se está convirtiendo en un título valor. Incluso, personalidades deportivas se han vuelto imagen de las casas de apuestas; también esas empresas son patrocinadoras de los equipos de fútbol, todo eso hace más llamativo y confiable la forma de juego”, dijo Daniel. 

Esta modalidad de apuesta denominada como ‘parley’, consiste en predecir resultados o movimientos en competencias deportivas. A diferencia de otras, no está ‘echada a la suerte’, pues según los apostadores, el análisis deportivo que se basa en resultados pasados es lo que define a favor de quién se arriesga el dinero.

Testimonios desalmados 

Así como Daniel  logró escapar joven del  juego, otras personas duran años tratando de salir de él. Omar, quien afirma que ni el alcohol ni las drogas lo hicieron cometer las locuras que hizo por apostar, fue diagnosticado con cáncer y desahuciado en 2012; sin embargo, su desesperación era tanta por jugar que no encontró reparo en vender las últimas esperanzas de vida que tenía.

“Con escalofríos, un trago en la mano y temblando, me sentaba a jugar. Salía de hacerme la quimioterapia, vendía los medicamentos que me daban en menos de la mitad de lo que valían y me internaba días enteros en el casino hasta que podía reclamar mi otra dosis”, dijo.

Cuando su enfermedad desapareció, pidió a los doctores continuar con las quimioterapias pues sabía que sin eso ya no tendría los ingresos que recibía por vender el medicamento, situación que describe como el peor de los ‘colmos’, pues según él, nadie cuerdo pide que lo pongan a sufrir. 

El cansancio y la soledad se apoderaron de su vida al perder a su familia y allegados por apostar. Derrotado por su enfermedad, el juego,  Omar entró en 2016 al lugar que le devolvió la tranquilidad a su vida. La mejor jugada para él fue dejar de apostar.    

El renacer de muchos adictos

El 13 de septiembre de 1957 se fundó el primer grupo de Jugadores Anónimos en Estados Unidos. A partir de ese momento la hermandad de hombres y mujeres que buscaba resolver su problema en común, se extendió por todo el mundo.

En Cúcuta, el Grupo Fénix de Jugadores Anónimos  se encuentra en la avenida 3 # 17 – 116, barrio La Playa. Allí, quienes deciden aceptar su enfermedad en el atril y están dispuestos a recuperarse, celebran cada tercera semana de marzo el aniversario de su creación.

El 15, 16 y 17 del presente mes se conmemoró esta fecha en sus instalaciones. Con puestas en común sobre temas como espiritualidad, autocontrol, unión familiar y el mismo concepto de ‘juego’ para un adicto, se llevó acabo el evento. 

Jairo Armando, uno de los líderes de esta hermandad, afirma que aunque las personas no son culpables de su enfermedad, sí son responsables de su recuperación. Agrega que “la enfermedad no se mide por años sino por daños, por lo que nunca es muy pronto o muy tarde para entrar al grupo”.  

¿Es usted un jugador compulsivo?

Si usted responde afirmativamente a siete de las 20 preguntas de este test, tenga cuidado, podría ser un jugador compulsivo y debería buscar ayuda.

1. ¿Perdió alguna vez tiempo en el trabajo o los estudios debido al juego?

2. ¿Ha causado el juego infelicidad en la vida con su familia?

3. ¿Fue afectada su reputación por el juego?

4. ¿Ha sentido alguna vez remordimiento después de jugar?

5. ¿Ha jugado alguna vez para obtener dinero para pagar deudas o resolver problemas financieros?

6. ¿Disminuyó su eficiencia y ambición a causa del juego?

7. ¿Después de perder, sintió que tenía que volver lo antes posible para ganar y recuperar las pérdidas?

8. ¿Después de ganar, sintió que tenía la necesidad urgente de volver para ganar más?

9. ¿Jugaba a menudo hasta perder su última moneda?

10. ¿Pidió prestado alguna vez para financiar el juego?

11. ¿Ha vendido alguna vez algo para financiar el juego?

12. ¿Le molesta usar “dinero obtenido por medio del juego” en gastos normales?

13. ¿El juego hizo que descuidara su propio bienestar y el de su familia?

14. ¿Jugó alguna vez por más tiempo del que tenía planeado?

15. ¿Ha jugado alguna vez para escapar de una preocupación, problema, aburrimiento, soledad, dolor emocional o pérdida?

16. ¿Alguna vez ha cometido o ha pensado cometer un acto ilegal para financiar el juego?

17. ¿El juego le ha causado dificultades para dormir?

18. ¿Las discusiones, desilusiones o frustraciones le han creado la necesidad urgente de jugar?

19. ¿Ha sentido alguna vez la necesidad de celebrar cualquier buena fortuna con un par de horas de juego?

20. ¿Ha considerado alguna vez la autodestrucción o el suicidio como consecuencia del juego?

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