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Editorial
Ahora, los hospitales
Las movidas ya empezaron para buscar la acomodación de fichas en el manejo de la administración de esas instituciones.
Lunes, 20 de Enero de 2020

Botín no debe ser la consideración que se tenga sobre la salud, servicio en el que los recursos escasean mientras las necesidades crecen de manera exponencial, mientras que es atacado y golpeado permanentemente por la corrupción, el desgreño administrativo, la politiquería y los negociantes que muchas veces convierten la salud en una mercancía para favorecerse.

El 31 de marzo de este año vencen los períodos de los gerentes que se encuentran al frente de hospitales y empresas sociales del Estado, que finalizan un período atípico por el hecho de que la oleada migratoria venezolana llegó como un factor inesperado desbordando y saturando todas las áreas de esos centros asistenciales.

Aunque ese día está lejos, lo cierto es que las movidas ya empezaron para buscar la acomodación de fichas en el manejo de la administración de esas instituciones, de las que muchos esperan sacar réditos políticos, lo cual hay que tratar de evitar.

Aunque no se han terminado de apaciguar los escándalos, presiones, denuncias e investigaciones en los procesos para la elección de contralores y personeros tanto en la región como en el país, la operación en procura de llegar a gerenciar los centros hospitalarios es el afán del momento, asunto sobre el que debe tenerse muchísimo cuidado para evitar desafortunados resultados, que podrían llegar hasta a poner en riesgo la continuidad y prestación adecuada de la salud, como debe ser en un Estado Social de Derecho como el nuestro.

Aunque esto no debería decirse y tampoco ser objeto de preocupación porque la diafanidad, objetividad y ética debieran ser el camino común, es recomendable una especie de veeduría  ciudadana y de los mismos usuarios, así como el atento seguimiento desde los entes de control para que no haya lugar a equívocos.

Para fortuna de Norte de Santander, hay ejemplos sobre el modelo a seguir para la designación de los futuros manejadores de los hilos gerenciales de la salud en varios hospitales.

Sin lugar a dudas, los médicos Juan Agustín Ramírez Montoya, como gerente del Hospital Universitario Erasmo Meoz, y Hernando José Mora González, gerente del Hospital San Juan de Dios de Pamplona, constituyen la mejor prueba sobre la forma en que se deben manejar entidades de esa naturaleza.

Ambos lograron sacar a las instituciones de una gravísima etapa crítica como consecuencia de las malas administraciones que tuvieron, porque evidentemente al ser profesionales de la medicina con especializaciones en gerencia de salud y con conocimiento de causa y honestidad, cumplieron la misión de vencer los riesgos y dejar atrás los números en rojo, siempre con la mira puesta en el usuario que es a quien se deben los hospitales.

Otro asunto que es igualmente indicador de un futuro alejado de peligrosos riesgos, es el relacionado con la aplicación a cabalidad de los principios éticos y de la moralidad pública, en el manejo de los recursos económicos, con una transparente contratación, para mediante el ejemplo demostrar que la corrupción es el cáncer que debe ser extirpado de la salud.

Llegar a manejar las entidades encargadas de la atención médico-asistencial a los pacientes, no debe equivaler a sentirlo ‘como una lotería’ ni mucho menos a usarlo como plataforma para darle fuerza al político de turno o para meterle las manos al presupuesto con las consabidas acciones truculentas al momento de  contratar hasta las jeringas y gasas. Cero manipulación debe darse en el procedimiento para designar gerentes hospitalarios. ¡Esa tiene que ser la meta!

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