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Editorial
Aprender para mejorar
Lo mejor que puede hacer Rojas es admitir que no tiene asesores que le ayuden a enfrentar actos como el del sábado.
Lunes, 26 de Noviembre de 2018

En apariencia fue un desplante del presidente, Iván Duque, al alcalde, César Rojas. Pero solo en apariencia, porque, en realidad, lo que hizo el jefe de Gobierno al cortar abruptamente al mandatario local durante el taller del sábado, fue insinuar que los cucuteños tenemos que aprender algunas cosas.

Y tiene razón. Quizás para algunos, entre ellos el alcalde, la actitud de Duque rayó en la brusquedad. Fue, sin duda, un acto que sorprendió al auditorio, y que cortó la fluidez que traía la jornada. Pero deja una lección importante y es esa de que cada escenario requiere de ciertas formas, amerita una preparación específica y para eso es clave la labor de los asesores, personas con amplísima experiencia en cómo y de qué forma deben entregarse los mensajes según la ocasión. 

Es una verdad innegable, y lo mejor que puede hacer Rojas es admitir que no tiene asesores que le ayuden a enfrentar actos como el del sábado, o como aquellos a los que le corresponde asistir con frecuencia.

Duque no esperaba —y los términos son prestados del inagotable rosario de mensajes de las redes sociales— que el alcalde tomara la palabra para leer la lista de nuestras necesidades como sociedad y como ciudad. Y esto debía saberlo Rojas si hubiera tenido asesores idóneos…

Que los líderes populares que participan en esos talleres presidenciales lean su lista de necesidades, es comprensible, y comprendido por el presidente y quienes los organizan. Todos entendemos que un líder comunal carece de los recursos para tener asistencia de asesores y técnicos en proyectos.

Pero la intervención del mandatario cucuteño debió tener otro norte, más enfocado a presentar los temas coyunturales sobre los cuales la ciudad necesita apoyo del gobierno central, pero de una manera más ejecutiva en la que en vez de mencionar montos, se ofreciera al primer mandatario los documentos con la estructuración de esos proyectos. 

No toda la culpa es del alcalde, desde luego; nuestra cultura, retratada de mil formas por el resto del país, nos hace ligeros, informales, superficiales, al extremo de pretender que todos nos crean que en una hoja de papel tenemos traducidos, en cifras y detalles, todos nuestros proyectos.

Hubiera sido acertado que el alcalde seleccionara los tres principales proyectos, que hubiera preparado toda la documentación, y que, en tres carpetas, los hubiera entregado, luego de una brevísima explicación de las necesidades y de las soluciones incluidas en el paquete. 

Pero en esos aspectos tan importantes como la imagen, el léxico, la expresión, la elaboración y presentación de ideas y proyectos, al alcalde de Cúcuta le hace falta un equipo de asesores que cumpla con estas tareas. 

No se pretende que comencemos a distinguirnos por el estiramiento y el rigor extremo en nuestras relaciones con las instancias de poder y del Gobierno, pero, sí, por un poco más de formalidad, en lo que tiene que ver con estructuración de proyectos. No podemos olvidar la manida, pero cierta, idea de que el mensaje es el medio. Y si el medio no está en las mejores condiciones, no habrá mensaje correcto.

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