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Armas y masacres

Por razón de las armas en manos de civiles, cada año mueren cerca de 34.000 personas en Estados Unidos.

Tan dados a copiar usos y costumbres, hasta ahora, por fortuna, no hemos siquiera intentado hacer nuestra la norma que permite a los estadounidenses tener y portar armas, en desarrollo de sus fundamentales derechos individuales.

Ese derecho puede explicar la mayoría de las matanzas de civiles por civiles, como la del miércoles en la escuela preparatoria de Parkland, norte de Miami, por un muchacho expulsado de allí por comportamientos violentos: Nikolas Cruz.

Su tiroteo, con un fusil R-15 de asalto, no fue, sin embargo, el primero de carácter masivo este año en Estados Unidos: en mes y medio van 24.

Por razón de las armas en manos de civiles, cada año mueren cerca de 34.000 personas en Estados Unidos, un promedio de 93 por día, según Campaign Brady, una oenegé que nada ha podido hacer en busca de normas que controlen esos instrumentos de muerte.

En siete años, las balas les han arrancado la vida a más de 200.000 personas.

El debate al respecto es de no acabar. Pero hasta la propia Corte Suprema de Justicia interpretó la Segunda Enmienda de la Constitución como derecho básico el de poseer y portar armas, norma vigente desde septiembre de 1789, casi tan vieja como el propio Estados Unidos.

Pero, además, en una sentencia, la corte dijo que ningún estado tiene derecho para modificar esa interpretación. Por eso, en vez de recortar el derecho, estados como Texas lo amplían. Allí, cualquiera puede ir por la calle de compras, armado incluso de rifle automático.

Exigir, como lo hacen muchas personas cada día, que haya control de armas, es tiempo perdido, y más con un presidente como Donald Trump, republicano hasta la médula, como republicana es la Asociación Nacional del Rifle, que gasta millones de dólares al año en cabildeo por la defensa de la industria de las armas.

Pero los demócratas y liberales no se quedan atrás. Una reciente encuesta dijo que 76 por ciento de los ciudadanos se opone a que deroguen la Enmienda; en 1960, esa cifra era de 36 por ciento. Hace dos años, el 40 por ciento de las personas tenía al menos un arma de fuego en casa, cifra que sin duda debe ser mayor, puesto que la encuesta solo fue con personas que aceptaron revelar si tenían o no un arma.

Para Trump, la causa de las matanzas indiscriminadas, como la de Parkland, o la de Las Vegas, hace pocas semanas, no está en las armas de fuego, sino en el estado mental de quienes las cometen. Quizás sean las dos cosas, pero sin duda, el estado mental alterado no podría llevar a cometer una masacre como esas si no se tuvieran las armas automáticas de alto poder: es muy difícil que alguien sobreviva a un balazo directo de R-15 o AK-47. Son armas para matar.

Lo del miércoles, se repetirá muchas veces, en diferentes circunstancias, y de ello no puede haber dudas. La enorme cantidad de armas que hay en la calle —y si Trump tiene razón, el estado mental alterado, por las drogas o lo que sea, de mucha gente— es garantía de que otra matanza ocurrirá pronto.

Por eso, hay que agradecer de nuevo que en Colombia copiemos tantas cosas, pero hasta ahora no se nos ha pasado por la cabeza esto de las armas. Con el estado mental de muchos es suficiente…

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Viernes, 16 de Febrero de 2018
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