Tienditas o Atanasio Girardot. He ahí el dilema. Pero lo cierto es que el puente internacional que une a Ureña con Villa del Rosario es por estos días el lugar más visitado y más mencionado al producirse la apertura total del tráfico vehicular en la frontera colombo-venezolana que estuvo suspendido por espacio de siete años.
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Como sucede hoy con el puente La Gazapa, en la zona de Prados del Este, que oficialmente se llama Enrique Cuadros, el viaducto binacional queda con dos nombres, aunque lo importante es su operatividad y funcionamiento como estructura en que los dos gobiernos invirtieron 40 millones de dólares.
Reflexiones de diversa índole surgen mientras en las calles de Cúcuta circulan mayor número de vehículos que entran desde el Táchira, lo mismo que los carros colombianos han vuelto a localidades como Ureña y San Antonio.
En este momento de ‘tregua’ para el acatamiento de los requisitos a cumplir y documentos a presentar para ingresar o salir a cada país, persiste el dilema sobre el abastecimiento de combustibles al parque automotor internacional que ha empezado a ingresar al área metropolitana de Cúcuta.
Ahí la situación presentará dos caras. Una se refiere al destino de la gasolina subsidiada, porque los temores apuntan a que se puede ‘esfumar’ mucho más rápido que ahora.
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Todo dependerá de la efectividad de los controles que han estado planteando las autoridades, como lo es el código de barras en la tarjeta de registro de los 65.000 vehículos de placa venezolana que son de propiedad de colombianos y que aquí en la región están pagando el impuesto de rodamiento.
Esa es la manera mediante la cual se plantea el control para que este combustible, que en total de 12 millones de galones mensuales, pueda continuar favoreciendo a los habitantes de Norte de Santander. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho y todo dependerá de las acciones que se emprendan en ese sentido.
Un aliciente financiero para los municipios y el mismo departamento es que el esperado crecimiento de la venta de gasolina y ACPM a precio nacional, llevará a que en la misma proporción los ingresos por la sobretasa también aumentarán.
Lo cierto es que la cruda realidad nos dirá hasta qué punto lo proyectado en este punto -sin duda el más sensible-facilitará que la comercialización de los hidrocarburos en las estaciones de servicio se desarrolle ordenadamente. Ah propósito, ¿definirán estaciones especiales para los carros venezolanos? O ¿serán atendidos en cualquiera? Esto es elemental que se precise y aclare.
Entre tanto, la ley y el orden tienen que primar en este nuevo episodio fronterizo, con el objeto de evitar todo lo que sucedía en el pasado, facilitando la regulación pero siendo estrictos en las exigencias de los requisitos, así tenga que ampliarse el compás de espera para que todos puedan cumplirlos y acatarlos.
Queda entonces esperar que se cumpla lo dicho el pasado primero de enero por el ministro de Comercio e Industria, Germán Umaña Mendoza, quien al destacar este nuevo hecho bilateral, dijo que “fortalecerá nuestras rutas de desarrollo y disminuirá las brechas de desigualdad en nuestros países y nuestras fronteras”.
Y para quienes cruzan por el recién estrenado puente internacional Atanasio Girardot, es bueno decirles que se trata de un prócer colombiano que luchó en las guerras de independencia y murió en la batalla de Bárbula, en Carabobo Venezuela, el 30 de septiembre de 1813. De ahí una de las razones para bautizar con su nombre a este paso binacional.
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