A un lado de la balanza se encuentra un estudio del centro de investigación sin fines de lucro Brookings, con sede en Washington, que cobra actualidad en este momento en que la ONU y varios países hablan de la financiación para ayudar a los migrantes venezolanos.
La organización hace unas cuentas para señalar que el año pasado el financiamiento total por refugiado sirio ascendía a 3.150 dólares, a 1.390 dólares por cada sursudanés y únicamente 265 dólares para atender a cada una de las personas que salieron huyendo de la crisis social, económica y política de Venezuela.
Y siguiendo con el dato, la financiación para los refugiados sirios ha sido más de 10 veces mayor que la de los venezolanos en términos per cápita, puntualizan los analistas económicos de Brookings, Dany Bahar y Meagan Dooley.
Y la cifra que realmente permite saber si eso está desproporcionado o falta gestión o tal vez no se ha pasado del discurso y la condolencia a la acción real, es el del número de personas que hoy andan por el mundo en una diáspora por motivo de que en sus países no les es posible ni siquiera sobrevivir.
La Acnur acaba de revelar la situación de los refugiados, con corte a 2020, y señala que de Siria son en total 6,8 millones, de Venezuela 5 millones, de Afganistán 2,8 millones, de Sudán del Sur, 2,2 millones y de Birmania 1,1 millones.
Y en el medio de todo esto se encuentra otro factor importante para completar el panorama, como es el de los países que mayor número de las personas en esa condición acogen en su seno. Ahí figura Turquía con 4 millones de sirios, Colombia con 1,7 millones de migrantes venezolanos, Alemania, Pakistán y Uganda que han recibido a 1,4 millones, cada uno, de ciudadanos que han huido de Siria, seguidos por Estados Unidos con 1,3 millones de sirios, algunos de los cuales están como solicitantes de asilo.
Resulta esperanzador que más de 30 países se comprometieran con más de 1.500 millones de dólares para apoyar a los migrantes que salieron huyendo del vecino país. Los principales donantes fueron Estados Unidos (400 millones de dólares), Unión Europea (180 millones de dólares), Alemania (97 millones de dólares), Canadá (94 millones de dólares) y España (60 millones de dólares).
Más determinaciones como esas son las que se necesitan en casos como el colombiano que aparte de las palmaditas y aplausos que recibe en el mundo por sus brazos abiertos y la política para acoger a los venezolanos, también necesita del sostenido y creciente apoyo financiero internacional, porque somos un país con mayúsculas necesidades en todos los órdenes.
Así lo ha dicho el presidente Iván Duque “Este reto migratorio necesita recursos, desembolsos”. Y es verdad, porque aunque se establezcan políticas de acogida y de inserción en la sociedad, el dinero es indispensable para hacer fluir hacia ese grupo poblacional los beneficios y garantías planteadas en los proyectos, para no afectar a los mismos colombianos y conjurar situaciones como las que ocurren con el hospital Erasmo Meoz, donde a cada momento la deuda por la atención a los migrantes anda por las nubes y sin pago efectivo a la vista.
Pero aunque los fondos para la crisis de refugiados venezolanos llegue a los 3.000 millones de dólares, equivalente a menos de 600 dólares por cada uno, los expertos de Brookings dejaron esta molesta notificación: “Incluso, en el mejor de los casos, la crisis de refugiados venezolanos seguirá estando muy mal financiada”.
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