Pamplona fue escenario, en agosto de 2021, del acta de nacimiento de la Región Administrativa y de Planeación RAP Gran Santander, que une a 127 municipios de Norte y Santander, para impulsar el desarrollo económico, social,  cultural y ambiental.

Sin embargo, hoy está gravitando sobre el cuidado medioambiental, un asunto que, necesariamente debe de ser dilucidado, como es el problema de la disposición final de las basuras de Bucaramanga, porque El Carrasco ya se llenó y ahora se habla que serían llevadas al nortesantandereano municipio de La Esperanza.

Vuelve y juega entonces la intención de nuestros vecinos  hermanos de traernos sus desechos, como ya antes lo intentaron hacer para depositarlos en el relleno sanitario de Cúcuta, idea que posteriormente fue descartada.

Pero hoy se les abre la esperanza, qué curioso no, de poder llevar la basura bumanguesa a la vereda Vijagual en donde se proyecta un relleno sanitario para el depósito diario de 628 toneladas de desperdicios.

En ese punto de la zona rural se proyecta el relleno parque ambiental La Esperanza, para atender la disposición final de  la capital santandereana y de Suratá, Matanza, Rionegro, El Playón, Sábana de Torres, San Alberto, San Martín, Aguachica, Gamarra, Cáchira y La Esperanza.

Imaginemos un instante los camiones cargados de basura de los municipios santandereanos y cesarences cruzando la vía nacional hasta llegar al kilómetro 84+000 entre Bucaramanga y San Alberto.

Desde la comunidad se advierten posibilidades de desplazamiento y daños irreparables en fuentes hídricas e imposibilidad de continuar cultivando la tierra y mantener el equilibrio ambiental, en el evento de entrar a operar este relleno que tendría una vida útil de 29 años.

“Nosotros no tenemos por qué solucionar un problema que es de otro municipio como Bucaramanga y zonas aledañas”, se escucha entre los pobladores del lugar seleccionado.

En la Asamblea, durante un debate, se oyeron voces de los diputados contrarias a convertir a esa región del departamento en un botadero del oriente colombiano.

Por el momento todavía no hay una decisión tomada desde Corponor frente a la solicitud de la licencia ambiental por parte de la empresa interesada en desarrollar ese plan, en cuya tramitación la voz de la comunidad debe ser primordial.

¿Y qué tendría que ver aquí la RAP en todo esto?  Mucho. Por ejemplo, que se determine entre las gobernaciones y sus Secretarías de Planeación una solución local a este problema de la basura en Bucaramanga, para que a la postre no se vaya a convertir en una probable fuente de contaminación y de degradación de la vida en otras localidades.

Así que los gobernadores y los directores de las corporaciones ambientales y los diputados santandereanos y nortesantandereanos tienen aquí con el lío de El Carrasco repleto y del proyectado, pero no bienvenido vertedero de basura para 12 municipios, en La Esperanza, un tema para tomar decisiones políticas,  administrativas, ambientales y económicas que conjuren esos problemas sin lesionar ni afectar nocivamente a otros.

De lo contrario, habría que elevar los recursos respectivos ante el Ministerio de Medio Ambiente para conocer las directrices nacionales, frente a una cuestión que ya se ha salido de las esferas municipales para trascender regionalmente ante la incapacidad de la vecina Bucaramanga de solucionar este lío con sus basuras.

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