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Editorial
Botón de pánico
Todos los esfuerzos que se hagan para protegerse de la inseguridad son bienvenidos.
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Miércoles, 23 de Febrero de 2022

Todos los esfuerzos que se hagan para protegerse de la inseguridad son bienvenidos, razón por la cual los botones de pánico que se empezaron a instalar en los taxis, se constituirán sin duda alguna en una importante red de alerta distribuida por toda la ciudad y el área metropolitana.

Hasta ahí las cosas se ven color de rosa, porque las espinas han hecho de las suyas en este proyecto, al conocerse detalles que indican como es de importante la unidad de criterios y no la disparidad.

En este plan llamó la atención el hecho de que no fue respaldado o apoyado o adelantado directamente por la Alcaldía de Cúcuta o el Área Metropolitana, Tránsito Municipal o la Secretaría de Seguridad, utilizando para ello los recursos dirigidos a la seguridad ciudadana.

Según lo expuesto por el presidente del sindicato de taxistas, el dinero se los dieron unos particulares para que ellos manden poner esos elementos o aplicaciones especiales que enviarán señales a la Policía y a los demás conductores de ese servicio de transporte público individual.

Aquí se advierte que hay un  distanciamiento entre el gremio de la mancha amarilla con el titular de Tránsito quien hace afirmaciones distintas, indicando que para un proyecto de esos que cubriría unos 8.000 vehículos debería de hacerse una especie de vaca o de fondo común en alianza con las empresas a las que están afiliadas dichos automotores.

Al secretario de Tránsito, Jorge Mayid Gene, se le nota que tiene sus reservas sobre el procedimiento anunciado por Carlos Bastos, quien preside el sindicato de taxistas, específicamente sobre el número total de taxistas que activará este mecanismo para buscar ayuda en caso de atraco.

“Mientras no se garantice, por parte de las empresas de servicio público, que el 70 o 75 por ciento van a estar bajo ese esquema, serían inoficiosos los esfuerzos que haga la administración municipal”, es la inquietud expuesta por el funcionario, en lo cual evidentemente tiene en parte razón.

Pero también se debe entender a quienes van al frente del volante en esos carros y prestan el servicio de transporte a los usuarios, puesto que últimamente han estado en medio de las acciones de la delincuencia.

Ahora no solamente son los atracos, sino que los conductores y propietarios estarían siendo  vacunados y extorsionados por parte de un presunto grupo armado que ya les ha incendiado dos  taxis.

La mejor forma de garantizar que toda la mancha amarilla tenga ese mecanismo de alerta especial que incluso puede servir para informar otros hechos delictivos contra la comunidad, es de sentarse ya a concertar esa alianza gobierno-empresas-gremio de taxistas, viendo que muchos conductores dieron el primer paso.

Aquí hay aspectos que recordar, los funcionarios se deben a la comunidad por la que deben de trabajar acatando la Constitución y la Ley, donde se habla de que hay que garantizar derechos básicos como la vida, que se protegen con seguridad efectiva.

Y en el otro lado de la balanza, los  ciudadanos con el pago de sus impuestos, tasas y tarifas y el acatamiento de las normas que el Estado disponga, pues hacen el dúo que siempre tiene que ir coordinado para enfrentar enemigos comunes como en nuestro caso, es el hampa que ha desatado la inseguridad en Cúcuta y el área metropolitana.

Mirándolo desde el punto de vista práctico, si pudiera lograrse que todo el parque automotor amarillo tuviera instalado aquél sistema, se podría contar con un frente de seguridad ciudadano rodante activo las 24 horas, para alertar a las autoridades. Luego el botón de pánico no sería un gasto sino una inversión.

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