¡Por fin! La tan esperada promesa de campaña del presidente de la República, Iván Duque, de convertir a Cúcuta en Zona Económica y Social Especial (ZESE) se encuentra a un paso de volverse realidad. Mucha ha sido la insistencia ante el Gobierno central de que la región fronteriza merecía un tratamiento de choque para darle un fuerte impulso a la industrialización y el empleo, que le permita salir a flote.
De lo que se habla en el artículo 268 de la Ley 1955 de 2019, es una medicina que bien vale la pena aplicarle a nuestra región que ha vivido tiempos de vacas flacas y tormentas sociales como lo muestran todos los indicadores. El citado aparte consigna la siguiente determinación: “la creación de un régimen especial en materia tributaria para los departamentos de La Guajira, Norte de Santander y Arauca para atraer inversión nacional y extranjera y así contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de su población y la generación de empleo”.
Los anuncios del Gobierno Nacional dejan entrever que la larga espera estaría a punto de terminar para la formalización de los mecanismos y que conlleven al rescate, reanimación y dinamización del aparato productivo regional para que se convierta en la punta de lanza del también anhelado progreso social y económico.
Y mientras el decreto que está a punto de su expedición está ahora en la fase de discusión ciudadana, trámite muy importante para despejar dudas, hacer precisiones y profundizar en la evaluación de esta estrategia para los departamentos fronterizos con Venezuela –que entre otras cosas- son los que soportan con todo rigor la mayor crisis migratoria de toda la historia, y que desde hace mucho tiempo han venido buscando alternativas reales para tener vida propia y edificar su propio desarrollo sin depender del vecino, que ahora afronta también una situación calamitosa.
En la ZESE, el beneficio del descuento tributario para las nuevas inversiones empresariales y para las que ya existan en la región y decidan acogerse, es muy importante por el doble impacto que contempla, pues por un lado esa descarga del impuesto de renta equivale una liberación de recursos para el empresariado que podrá destinarlo al desarrollo de su sociedad y, el más importante, que motiva la generación formal de puestos de trabajo que igualmente ayudará a darle fuerza a la economía local.
Como se dice popularmente, si ya se esperó lo mucho, ahora hay que esperar lo poco para que el presidente Duque y su equipo económico expidan oficialmente el decreto que le dará vida a la Zona Económica y Social Especial, que de acuerdo con lo expuesto por las autoridades nacionales servirá, igualmente, para apoyar a dos ciudades, que como Cúcuta, han padecido en los últimos años los rigores del desempleo, llevándolas a tener las más altas tasas de desocupación laboral, como son Quibó (Chocó) y Armenia (Quindío).
Luego de que se logre la materialización de este beneficio tributario a diez años, vendrá entonces la misión de aprovecharlo al máximo sin dejarlo marchitar, razón por la cual proyectos empresariales pendientes tienen aquí la oportunidad de nacer, crecer y fortalecerse, al igual que las sociedades existentes que han soportado con estoicismo los vientos de crisis. Ese estoicismo para soportar la crisis también lo han tenido miles de desempleados y subempleados que igualmente ven en la ZESE una oportunidad para contar con una oportunidad de empleo estable.
