Recuerdan el aguacero con rayos y centellas del pasado primero de septiembre en la noche?, mientras en algunos tramos de la avenida Demetrio Mendoza todavía se ven algunas de las piedras que rodaron esa noche tormentosa sobre aquella ruta, ya se está hablando de una megaconcesión vial para el área metropolitana de Cúcuta. Eso suena espectacular.
Pero mientras eso ocurre, porque recordemos que los concesionarios no vienen a perder dinero y para encargarse de lo que manejaba San Simón, quienes vengan con sus propuestas muy seguramente buscarán blindarse con la llamada seguridad jurídica contra los desfases y problemas financieros que pudiera generarse en el contrato.
Lo dicho por el gerente del Área Metropolitana, Miguel Peñaranda, indica que en la región se buscará mantener esta figura para el manejo vial. “No queremos perder esa figura, por eso se quiere que a la región llegue un concesionario con músculo y capacidad financiera y que le permita iniciar las obras antes de empezar a cobrar el peaje”.
Ahí es donde está el detalle, de que se estructure una concesión de alta solidez que asuma compromisos para el mejoramiento de la conexión vial de esta región nortesantandereana, que tanto lo requerimos dentro de los asuntos relacionados con la competitividad, el mejoramiento de la calidad de vida y en donde el ciudadano no termine viéndola como un oneroso impuesto más.
Lograr el objetivo podrá llevar un tiempo considerable, durante el cual los alcaldes metropolitanos, la Gobernación y el Ministerio de Transporte tendrán que lograr unos pliegos transparentes y unos compromisos para que los proyectos en su calidad, beneficio y mantenimiento, sean garantizados.
Todo no podrá reducirse al manejo de unas casetas de peajes para cobrarles a los conductores ni a ciertas tareas de prevención y recuperación, sino que se estructure un plan que acelere la modernización vial de la región, con obras de calidad que aceleren su desarrollo urbanístico, porque dicho sea de paso, hay que reconocerle a San Simón, que lo que hicieron lo hicieron con calidad.
Pero mientras tanto las avenidas que estuvieron concesionadas no pueden caer en una fase de desatención ni de deterioro progresivo de la carpeta asfáltica, porque de lo contrario el descuido llevaría a que pierdan su objetivo de facilitar la movilidad ciudadana.
Es por esa razón que mientras sale ‘humo blanco’ de la próxima búsqueda del concesionario, el Instituto Nacional de Vías y el Área Metropolitana de Cúcuta tienen que garantizar el adecuado sostenimiento de los 17 trayectos que recibieron al ponerse fin a los 13 años de la concesión con San Simón en Cúcuta, San Cayetano, Puerto Santander, Villa del Rosario y Los Patios.
Dicho compromiso por parte de ambas instituciones es fundamental porque entre las vías que recibieron están varias muy importantes, como la Diagonal Santander, la avenida 10 de Los Patios, la Autopista Internacional a San Antonio, las avenidas Los Libertadores y Demetrio Mendoza, la prolongación de la Avenida Cero, entre otras.
En momentos en que tanto empleo se perdió por el ‘frenazo’ que la pandemia provocó a la economía local, la opción planteada de mantener la concesión vial, pero esta vez metropolitana, podría ser una buena medicina, pero eso sí, configurando un esquema en el que la región no resulte golpeada.
