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Cándidos y candidatos

Solo confirmaron su asistencia De La Calle y Vargas Lleras, lo cual obligó a los organizadores a cancelar el debate presidencial en Cúcuta.

Es equivocado el supuesto de que a un candidato presidencial le interesa conocer todos los problemas del país y, obviamente, plantear las soluciones que va a aplicar si es elegido. Pues en Colombia, y al menos en esta campaña, no es así.

Uno de los problemas más graves del país se relaciona con las consecuencias de la debacle venezolana: un millón de extranjeros consumiendo recursos de toda clase, sin aportar, son una carga muerta, un enorme lastre que neutraliza cualquier esfuerzo y torpedea cualquier intento por avanzar un poco más rápido.

Es una masa humana que equivale a la quinta ciudad colombiana, y que en su mayor parte está asentada, ejerciendo mucha presión, en Norte de Santander, y específicamente en Cúcuta, ciudad con desempleo de 20 por ciento, informalidad de 70,9 por ciento, sin recursos, descuadernada, con muy altos índices de ilegalidad en todos los aspectos, e ignorada por décadas por el gobierno central.

Y seguirá ignorada al menos por los próximos cuatro años, pues quien sea el presidente desconocerá por completo la realidad de la frontera.

Organizado por el TRO, Cámara de Comercio de Cúcuta y La Opinión, un debate programado para el próximo miércoles y enfocado hacia la solución de los problemas regionales, fue desatendido por la mayoría de los candidatos presidenciales, lo que obligó a cancelarlo.

Solamente confirmaron su asistencia los candidatos Humberto de La Calle del partido Liberal y Germán Vargas Lleras de Cambio Radical, lo cual obligó a los organizadores a cancelar dicho evento, que debería realizarse el miércoles 2 de mayo en el Teatro Zulima, en horas de la mañana.

Así, todos perdieron la oportunidad de hablar desde Cúcuta, ofreciendo a la región y al país sus puntos de vista y posibles soluciones a los graves problemas, que como la migración venezolana a Colombia y la caótica situación que se vive en el Catatumbo desde hace ya varios años, agravada en las últimas semanas, están afectando la vida nacional indudablemente. 

Es de entender las complicadas agendas que manejan los candidatos, pero la ausencia voluntaria de algunos de ellos los pone en contradicción con los electores, que en una mayoría casi absoluta (90 por ciento, según encuesta de Cifras & Conceptos) considera que la crisis de Venezuela es una de las preocupaciones que debe estar en el debate de las candidaturas.

Noventa de cada cien ciudadanos consultados cree que sus vidas se verán, de una u otra manera, afectadas por el considerable flujo de venezolanos que llegan al país en cifras diarias crecientes e incontenibles.

Según la encuesta, 63 por ciento de los consultados conoce a un venezolano de nacimiento que debió venir a Colombia, y el 50 por ciento sabe de un colombiano que se fue a Venezuela a aprovechar la bonanza petrolera, y ahora está de regreso.

Hubiera sido oportuno saber desde probablemente la región más afectada del país, qué piensan esos aspirantes del temor de 75,5 por ciento de colombianos que cree que con la oleada venezolana aumentará de una manera considerable la competencia laboral, o del 68,8 por ciento que cree que está afectando la seguridad, o del 44 por ciento que teme una mayor violencia.

Nunca se sabrá, porque para ellos la frontera y el Catatumbo no son importantes. El espíritu centralista para el que solo existe la capital del país sigue imperando.

Solo vienen a buscar los votos, pero no a aportar a las soluciones que desde hace décadas estamos buscando. Lástima. Y todo, por nuestra candidez al creer que el país debe mirarnos.

Sábado, 28 de Abril de 2018
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