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Casas de Gramalote

Pasajes como el de las casas nuevas también tendrán su propio capítulo.

El tiempo sigue corriendo y en diciembre se estarán cumpliendo diez años de la destrucción de Gramalote por una falla geológica. Se quisiera que hoy todo ya estuviera solucionado y sus antiguos habitantes asentados en el nuevo casco urbano de esa localidad nortesantandereana. 

Sin embargo, llegará el 17 de diciembre y todavía la situación indica que el municipio seguirá  siendo tema de conversación, por el reciente lío que se armó ante el incumplimiento para la construcción y entrega del plan habitacional para el renovado asentamiento.

El proyecto contempla la construcción de las 988 viviendas previstas para los habitantes gramaloteros que habitaban en el antiguo asentamiento que fue ‘devorado’ por el deslizamiento del cerro La Cruz.

Así como la historia contará a las generaciones venideras el arrasamiento de Gramalote, que literalmente fue tragado por la tierra, pasajes como el de las casas nuevas también tendrán su propio capítulo.

Para la comunidad gramalotera resulta inentendible el por qué a la fecha todavía hacen falta 128 viviendas, asunto que continuará retrasando todavía más el proceso de finalización de las obras relacionadas con este renovado municipio.

La ciudadanía estaba esperando que los procesos se cumplieran dentro de tiempos comprensibles, incluso, incluyendo el ‘frenazo’ generado por la cuarentena y el aislamiento preventivo obligatorio que rigió en el país como consecuencia de la crisis sanitaria generada por la pandemia del coronavirus.

Esto demuestra la urgencia de optimar los procedimientos y de tener mayores controles y exigencias frente a los contratistas de obras de esta magnitud e importancia como la consistente en levantar toda una infraestructura urbanística para darle nuevamente ‘vida’ a un pueblo.

Además, tampoco se trataba de algo ordinario sino de una cuestión salida de lo común, porque como dicen por ahí, pueblos no se destruyen todos los días ni mucho menos se levantan de hoy para mañana, como lo prueba la magnitud de las inversiones hechas hasta el momento y que ascienden a  $548.000 millones.

El Fondo Adaptación que es el organismo encargado de manejar lo relacionado con esta reconstrucción decidió ponerle fin al contrato con la firma que construía las casas. 

Aquí es oportuno detenerse a leer la afirmación del gerente de la entidad, Edgar Ortiz Pabón, cuando al fundamentar la determinación dijo que se hizo luego de las muchas oportunidades que se le dieron a la Unión Temporal Nuevo Gramalote.

Resulta también interesante traer a colación lo dicho en  febrero del año pasado por el entonces alcalde de Gramalote, José Tarcisio Celis Rincón, quien recordó que aunque las casas, el hospital y el tramo 2 de la vía Gramalote-Lourdes debieron quedar culminados en 2018, avanzaban a paso de tortuga.

El Fondo Adaptación ha decidido acciones de carácter administrativo y judicial en contra del contratista a quien le correspondía el plan habitacional, que a su vez llevó el caso ante el Tribunal de Arbitramento de la Cámara de Comercio de Bogotá para que sea analizado.

Aquí lo importante es que esta disputa ante las diferentes instancias gubernamentales y judiciales no puede llegar a significar más tiempo de espera para la culminación de los trabajos, porque ya es sabido que tiempo es lo que no hay y ya la gente ha esperado suficiente. 

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Viernes, 30 de Octubre de 2020
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