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Cementerio Central

Sobre la mesa de discusión están unas fórmulas planteadas para buscar enderezar el rumbo y sacar de pena a este emblemático lugar, las cuales de manera urgente es necesario explicar, concertar, definir y adoptar.

Repasando la prensa, encontramos que hace 31 años el Cementerio Central de Cúcuta también atravesaba por una cruda etapa crítica, en esa oportunidad relacionada con aspectos de salubridad e higiene y de descuido total, que lo tenían al borde del cierre.

Hoy, el camposanto lleva a cuestas otra cruz de problemas que lo tiene postrado y que requiere de menos palabras y anuncios para  darle paso a más acción y decisión, porque las palabras se las lleva el viento, pero en cambio los líos actuales lo que tienden es a empeorar.

Sobre la mesa de discusión están unas fórmulas planteadas para buscar enderezar el rumbo y sacar de pena a este emblemático lugar, las cuales de manera urgente es necesario explicar, concertar, definir y adoptar.

Por ejemplo, la Alcaldía debe despejar las dudas sobre si es verdad que el fantasma de la privatización ronda dentro de su propuesta de constituir una sociedad de economía mixta para la administración y operación del Cementerio Central.

Esa inquietud quedó rondando en el Concejo, donde el proyecto en que pedía autorización para ello no prosperó, porque iba con un mal endémico nacional, como el de llevar muchas iniciativas sin los sustentos técnicos, jurídicos y financieros que permitan indicar como sería ese manejo.

En esa ocasión, a los concejales y a la ciudad no se les explicó cómo iba a ser el funcionamiento de la sociedad, los recursos a invertir, la participación del municipio y de los privados y el capital que se necesita.

Dejar esos grandes interrogantes abiertos puede llevar a pensar a la ciudadanía en que hay cartas ocultas, hecho por el cual la administración municipal debería optar por aclarar el plan que tiene previsto, para evitar estos desgastes que en últimas terminan dándole la razón a los llamados ‘viudos del poder’ que buscan el reencauche a costa de las debilidades que encuentran.

Y mientras tanto, las respuestas se siguen esperando. Lo único que se ha dicho desde el gobierno local es que  junto con un equipo de consultores se trabaja en la proyección del Cementerio Central como un lugar que preste un adecuado servicio de inhumación y exhumación de cadáveres, hacer la recuperación predial, el rediseño de pasillos y la construcción de bóvedas en altura. 

Para esa deliberación, están las  conclusiones de una comisión accidental del Concejo: que el cementerio sea un organismo descentralizado; que puede convertirse en un estamento público, y que la administración debe darse a una alianza público-privada o sociedad de economía mixta. 

Mucho hay por hacer para el rescate y modernización del tradicional camposanto que lleva prestándole servicio a la ciudad desde hace 135 años, pero que tristemente hoy es foco de fuerte discusión y hasta de protestas al frente de sus instalaciones por parte de los usuarios.

Lo recomendable -para evitar las riesgosas falsas expectativas- es que los organismos que tienen que ver con este caso, definan un cronograma de labores y lo hagan público en una especie de foro o en una deliberación en el Concejo, para que la ciudadanía conozca realmente lo que va a suceder y cuál va a ser el esquema que se adoptará para administrarlo.

Señalar las determinaciones en el tiempo, es un paso en el camino correcto para que la ciudadanía entienda lo que se va a hacer y tenga claridad sobre las acciones a seguir en un asunto tan sensible como este, puesto que ir al cementerio a  visitar a sus familiares muertos y encontrar el portón cerrado sin una explicación, produce dolor y desconcierto.

Martes, 19 de Octubre de 2021
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