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Editorial
Cita histórica
Bajarle la temperatura y la intensidad a la polarización política extrema.
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La opinión
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Domingo, 3 de Julio de 2022

Bajarle la temperatura y la intensidad a la polarización política extrema- aunque suene repetitivo- es necesario en Colombia, porque  el ambiente ha estado lleno de irascibilidad y conflictividad, puesto que cualquier opinión en ese es motivo de iracunda discusión.

Ojalá el simbolismo que dejó la inédita cita y la histórica imagen del diálogo entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el presidente electo, Gustavo Petro, ayuden a fortalecer el concepto que desde las diferencias y la diversidad es posible la convivencia para construir país.

Se ha considerado como un mensaje alentador ver sentados en la misma mesa a los líderes de la derecha y la izquierda que durante años han sido antagonistas y protagonizado fuertes enfrentamientos en el Congreso de la República.

Que ambos hayan decidido tender puentes en medio del esquema gobierno-oposición para mantener canales permanentes y directos de diálogo es igualmente un aliento para que las barras bravas tanto del uribismo como del petrismo desactiven los odios y sepan que como el unanimismo no es posible, siempre habrá que dialogar con el contradictor, en medio del respeto mutuo.

Así no se alcancen acuerdos y lo que persista sea la contradicción ideológica y conceptual sobre los aspectos relacionados con Colombia, el hecho de que esto se haga en un ambiente de paz y de tranquilidad como el que se  reflejó en el encuentro Uribe-Petro, es ya un gran avance para los colombianos.

La trascendencia de lo ocurrido el miércoles 29 de junio de 2022, que indudablemente pasará como un día importante en  la historia política del país, se resume en lo expuesto por sus protagonistas al final del encuentro.

“Yo le dije humildemente: presidente, permítame un canal de diálogo con usted, yo no lo molestaré mucho, será para hablar sobre temas de país. Lo que podamos aprobar lo haremos sin cálculos”, afirmó Uribe.

“Reafirmo lo que dije en campaña, en mi gobierno no se usará el Estado para perseguir al opositor”, escribió Petro en la cuenta de Instagram.

Con lo expuesto por el jefe natural del Centro Democrático, queda entonces claro que ese partido hará ‘oposición razonable’ al gobierno de Petro, asunto que es importante porque una democracia fuerte se teje precisamente también entre  los consensos y los disensos.

Eso es lógico, porque debe de haber en el espectro político y en las fuerzas del Congreso un sector que levante las banderas opositoras para advertirle a quien esté al frente del poder Ejecutivo los errores y fallas en sus ejecutorias. Ese moscardón es requerido, por más molesto que parezca.

Pero también resulta relevante que de esa cumbre haya salido la ratificación de no atropellar ni perseguir ni quitarle las garantías constitucionales y legales a la oposición para que ejerza aquél papel tan importante.

Habrá que esperar como se traduce todo esto una vez arranque el  primer Gobierno de izquierda y cuando lleve al poder Legislativo el paquete de reformas que plantea en diversos frentes, como por ejemplo el tributario.

Pero desde ya lo observadores y analistas  afirman que la sensatez primará y que toda la agenda nacional estará en el análisis en el binomio gobierno-oposición, lo cual equivale a indicar que nuevos vientos soplan en el ámbito político.

Lo inédito desde el 7 de agosto es que Petro quien fuera el principal opositor y contradictor y contrincante político de las ideas y estrategias de los gobiernos uribistas, ahora será Gobierno y tendrá en la orilla opositora al Centro Democrático que, como lo dijo el mismo expresidente Uribe, pasó de ser el primer partido en el Senado a ocupar el cuarto  lugar en esa corporación.

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