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Editorial
Ciudad del futuro
Es indudable que los futuros gobernantes deben tener presentes la planeación con objetivos realizables de corto, mediano y largo plazo, sin abandonarlos en cada cambio de gobierno.

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Jueves, 1 de Diciembre de 2022

Los aspirantes a la Alcaldía de Cúcuta en las elecciones del año entrante y sus grupos promotores y patrocinadores, deben sin duda alguna tomar en cuenta las posibilidades para ser una gran metrópolis y tener presente el compromiso de fortalecer y darles continuidad a los megaproyectos del transporte masivo y las plantas para tratar las aguas residuales que empiezan a surgir.

Al escuchar a expertos como Pedro Ortiz y el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en las excelentes exposiciones que realizaron ayer en el Foro sobre ordenamiento territorial y crecimiento sostenible, queda en el ambiente que los aspectos de ciudad son asuntos de Estado y no de colores o caprichos partidistas y grupistas.

Es una realidad que para avanzar rápidamente hacia una metrópolis con grandes proyecciones de competitividad y en la que en su desarrollo la prioridad sean los seres humanos, es indudable que los futuros gobernantes y coadministradores deben tener muy presentes la planeación con objetivos realizables de corto, mediano y largo plazo, sin abandonarlos en cada cambio de gobierno.

Si las grandes líneas gruesas del desarrollo urbano tienden a volverse una colcha de retazos sin unas metas precisas en el tiempo, el resultado no será otro que un crecimiento desordenado, como el que hemos tenido hasta ahora.

Además, lo expuesto por los especialistas en el Foro Visión-2050 Ordenamiento Territorial y Crecimiento Sostenible, nos debe llevar a  trabajar en consolidarla como un área binacional y a entender que en unos catorce años ya su población sería de tres millones de habitantes, debido al crecimiento del cinco por ciento anual.

Evidenciando ese par de asuntos, la lógica señala que ni podemos quedarnos de brazos cruzados ni mucho menos insistir y persistir en el individualismo, porque la proyección nos involucra a todos para poder contar con una ciudad con mejor calidad de vida en todos los órdenes.

Y vienen entonces, ahí, un par de elementos que precisamente apuntan a definir una Cúcuta amigable con el ciudadano,  el medioambiente y la utilización de otras energías.

En ese sentido ya se encuentra a punto de quedar estructurado el proyecto de Transporte Integrado Metropolitano para seis municipios, que requiere de la inversión de 680.000 millones de pesos para ponerlo en marcha, que se espera tenga un 18 por ciento de su flota movida por electricidad.

Y el otro elemento relacionado con el saneamiento básico y la protección y preservación del recurso hídrico,  es el de las plantas de tratamiento de aguas residuales (Ptar) en los ríos Pamplonita y Zulia, cuya adjudicación de los contratos de construcción está prevista para el segundo semestre del año entrante.

Si estos dos viejos anhelos se logran consolidar y sacar adelante, habremos dado un par de gigantescos pasos para tener una zona metropolitana con una mejor movilidad y a su vez garantizándoles a sus habitantes la reducción del 90 por ciento de las cargas contaminantes que caen sobre las fuentes de agua que surten sus acueductos.

Todo lo que pueda plantearse y llevarse a las etapas de prefactibilidad y factibilidad es interesante exponerlo, por ejemplo la reactivación del ferrocarril y empezar a hablar y deliberar en torno al metro subterráneo para la ciudad con líneas a los municipios metropolitanos, puesto que la movilidad sostenible debe contemplar varias posibilidades.

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