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Editorial
Coctel explosivo
Se trata del clonazepam que al parecer se estaría vendiendo sin control alguno.
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Sábado, 23 de Octubre de 2021

Por afrontar nuevos riesgos, aceptar retos o por la influencia de las redes sociales, los niños y jóvenes se ven expuestos a peligros para su vida y su salud, como lo que acaba de advertirse en Cúcuta, sobre el consumo de una riesgosa mezcla con alcohol de un medicamento para tratar episodios convulsivos especialmente en niños y además también la ansiedad y la depresión, en adultos.

Se trata del clonazepam que al parecer se estaría vendiendo sin control alguno, facilitando que se haga el coctel de alto riesgo, que como se lo dijera la mamá de uno de los jóvenes afectados, “a unos los manda a dormir, a otros los pone agresivos, eufóricos, llorones pero resulta que el mío se puso  agresivo y casi me lo matan”.

O sea que de acuerdo con lo denunciado por el concejal Edinson Contreras, en la capital de Norte de Santander, en el de por sí ya riesgoso mundo de las drogas psicoactivas ahora aparece otra oferta que pudiera terminar siendo explosiva y mortal para quien las usa.

Por tal motivo, más que los anuncios de exhaustivas investigaciones o de amenazas por los micrófonos de que se multarán con millonarias sumas a quienes sean descubiertos expendiendo el clonazepam sin fórmula médica, lo que debe de hacerse también es una gran acción preventiva, que sea constante en el tiempo y no simplemente como una misión ‘apagaincendios’.

Está muy bien y nadie dice que no, lo expuesto por el Instituto Departamental de Salud, cuando les recordó a las droguerías que pueden ser sancionadas con el pago de $50 millones por no cumplir las normas relacionadas con medicamentos tranquilizantes y antidepresivos, por ejemplo.

Pero también debemos preguntarnos lo siguiente: ¿Será que hay un comercio clandestino de este tipo de medicamentos? ¿Será que hay falsificación de fórmulas con registros ilegales para lograr que se las vendan? ¿Y las fiestas clandestinas qué control tienen? ¿Y las famosas chiquitecas que esconden tantas ilegalidades, sí son evitadas?

Resolviendo e investigando lo que surja en torno a interrogantes como estos, después puede pasarse a profundizar en las averiguaciones en las comunas 6, 7 y 8 de Cúcuta que es donde estaría  concentrado el problema.

Aunque no solo debería concentrarse ahí la inspección e indagación, sino en toda la ciudad e incluso en municipios metropolitanos, porque esa acción de probar sensaciones más fuertes o de usar la sustancia para evadir los problemas, puede estar expandiéndose y por tal motivo es mejor actuar con prontitud.

Y la otra pista a seguir por parte de las autoridades de salud y judiciales, con el apoyo de profesores y profesionales especializados, es la que en La Opinión dio a conocer el cabildante Contreras: “a medida que he ido averiguando me he enterado de que esto ocurre en colegios públicos y privados de la ciudad”.

No quedarnos con los brazos cruzados esperando a que alguien ponga una denuncia formal, debe de ser la consigna por parte de las instituciones encargadas de enfrentar situaciones como esas, mientras que las secretarías de Educación, Salud y Bienestar Social, con el acompañamiento de la Policía de Infancia y Adolescencia y el Bienestar Familiar debieran proceder a efectuar campañas preventivas de urgencia y los padres de familia también aportar su granito de arena para contener este riesgoso coctel explosivo.

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