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Compromiso educativo

Luego confiamos en que la estrategia de cubrir a quienes no tienen forma de acceder virtualmente a esta fase flexible de educación se logre de manera efectiva.

Escuchando al secretario de Educación Municipal de Cúcuta, Carlos Arturo Charria, se aclaran algunas dudas y surgen otras y se logran precisiones importantes sobre lo que es la educación en tiempo de pandemia y de cuarentena sanitaria obligatoria, en lo relacionado con los alumnos de colegios oficiales de la ciudad.

Son 115.000 alumnos, aproximadamente que desde ayer reanudaron clases, pero de una manera histórica nunca antes vividas por estas generaciones: desde la casa, porque la pandemia  del coronavirus llegó para transformar la normalidad a la que estábamos acostumbrados.

“¡Si en mi colegio no tenemos computadores, en mi casa sí que menos!”, se lee en mensajes y en lo dicho por niños y padres de familia. A ellos, el funcionario les dijo que la administración llegará de manera física con los materiales, guías y libros para que puedan continuar las clases.

Ojalá esto se vuelva pronto realidad. Pues de esa cantidad de estudiantes, en sus hogares las condiciones socio-económicas no les dan ni siquiera para darse el lujo de gastar en recargas de celulares y mucho menos tienen computadoras. Y eso ocurre tanto en el área urbana como en la rural.

Luego confiamos en que la estrategia de cubrir a quienes no tienen forma de acceder virtualmente a esta fase flexible de educación se logre de manera efectiva para que ellos continúen adelante con su programa ordinario de formación académica. Como lo ha dicho, deben llegarse a los barrios deprimidos y al sector rural, para que luego no vayan a tener dificultades en el cumplimiento de  sus tareas.

Pero es igualmente recomendable que las plataformas y los programas que manejan los establecimientos educativos tengan la suficiente capacidad y que esto no vaya a terminar siendo una carga financiera adicional para los  padres de familia en cuanto a sus planes de internet, porque ya ellos tienen suficientes problemas como para añadirles otro.

Y ojalá se haga realidad eso que afirmó el secretario Charria, de que la flexibilidad influya en la carga académica, para que vean dos o tres materias con un acompañamiento más intenso en las asignaturas, porque definitivamente eso tampoco puede constituir en una fórmula estresante que degenere en problemas en los hogares, donde las situaciones son difíciles por todo lo que genera la misma pandemia.

Es que sobre los padres, abuelos, tíos y cuidadores no puede llegar a entregarles la responsabilidad de la formación de sus hijos, sino que haya un real proceso de articulación en este reinicio histórico de clases -pero no físico en los colegios y escuelas- sino virtual desde la casa, en donde los profesores adelanten una labor efectiva.

Por eso es fundamental una labor coordinada, entre todos, para que la pandemia no equivalga a que nuestros niños y jóvenes de primaria y bachillerato del sector público resulten teniendo más problemas a la hora de esta reapertura académica.

Es indiscutiblemente fundamental el esfuerzo de los maestros y alumnos para que esta era de las clases por plataformas informáticas, por redes sociales y mediante la entrega de materiales por parte del municipio, para que la experiencia resulte en una estrategia que  pueda servir de modelo a mantener en la pospandemia.

La Constitución colombiana habla del derecho a la educación y en estos tiempos es importante adecuarse y ajustarse a las circunstancias para que los estudiantes puedan seguir accediendo a este servicio sin perder la calidad, pero también sin convertirse en un elemento generador de conflicto.  

 

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Martes, 21 de Abril de 2020
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