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Editorial
Conciencia ecológica
En La Garita hay gente que tiene una mira mucho más amplia que la del común y dan la batalla en defensa de algo que siempre ha estado ahí.
Viernes, 14 de Septiembre de 2018

Es una doble sensación, la que se genera con la actitud de todo el personal del Instituto Técnico La Garita, de Los Patios, un colegio público que, sin exagerar, es para mostrarlo a Colombia como ejemplo de lo que se debe hacer en las aulas.

Por un lado, se siente mucha satisfacción al saber que, en una escuela que, como la mayoría, tiene todas las necesidades, todos los estudiantes, desde los niños de primer grado hasta los que terminan ciclo, estén dedicados a la tarea de salvar el bosque seco tropical (bst), un recurso medioambiental que se nos acaba.

Pero, al mismo tiempo, hay un sabor amargo, por el olvido en que el Estado, representado en los funcionarios locales y regionales, mantienen este bosque que, en especial para algunos urbanistas y constructores, solo es una especie de estorbo para sus proyectos.

Colombia tenía 9 millones de hectáreas cubiertas con este tipo de bosque; hoy, solo queda 8 por ciento de ellas, y Norte de Santander, en especial la zona del valle del río Pamplonita, en donde están Los Patios y Cúcuta, quedan apenas unos cuantos cientos de hectáreas.

El problema en Cúcuta es que la mayoría de lo poco que queda está en el nororiente de la ciudad, en la zona del cerro Tasajero, que está, a la vez, en la mira de los urbanizadores, que consideran que esa es una zona ideal para expandir la ciudad.

Por eso, la tarea que se impusieron el rector Nelson Orlando Clavijo y todos sus maestros y estudiantes es tan valiosa: pretenden salvar, por la vía de crear la conciencia necesaria entre la gente, los restos de un recurso muy valioso, pero, a la vez, tan despreciado. Tanto, que lo confunden con maleza.

En esta clase de bosque conviven 2.600 especies de plantas, 230 de aves (33 de ellas endémicas, es decir, son exclusivas del bst, y 60 de mamíferos, 2 de ellas endémicas.

Pero, además, y pese a su apariencia, el bst impide la desertización de las tierras donde se encuentra. Según el Instituto Humboldt, 65 por ciento de la tierra de donde se erradicó este tipo de bosque, es ahora desierto.

Es frecuente comprobar que la preocupación de la ciudadanía en torno del medioambiente se focaliza en algunos objetivos, como en el caso de nuestra región, la preservación del páramo de Santurbán.

Esa actitud está bien, pero sería mejor si el interés permitiera ocuparse del río Pamplonita, también, o en el caso concreto, de los últimos reductos del bst, que se resisten a desaparecer.

Por fortuna, en La Garita hay gente que tiene una mira mucho más amplia que la del común, y ahora, quijotes sin armadura, dan la batalla en defensa de algo que siempre ha estado ahí, a la vista de todos, pero que a casi nadie había preocupado.

Está bien que los muchachos aprendan matemáticas, artes y, en fin, todas las cosas que incluyen los programas educativos. Pero crear conciencia sobre todo lo que significa conservar el medio ambiente merece reconocimiento especial, y más cuando ellos mismos salen, en busca de la comunidad, para decirle que, en el caso local, si el bosque seco tropical muere, el mundo habrá perdido…

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