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Editorial
Contra la corrupción
Setenta mil millones de pesos (que son equivalentes a la deuda del Gobierno Nacional con el Hospital Erasmo Meoz por la atención a los migrantes venezolanos) se esfumaron y fueron a parar al paraíso fiscal de Delaware.
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Jueves, 19 de Agosto de 2021

El lanzamiento de unas herramientas anticorrupción, como el índice nacional anticorrupción, la versión actualizada del portal anticorrupción de Colombia y la convocatoria denominada #ActúoContraLaCorrupción, más bien parecen un juego de niños para luchar contra un poderoso monstruo que no se sacia con nada.

Al Día Nacional de la Lucha Contra la Corrupción, lo antecede uno de los hechos más escandalosos sobre como los dineros de los colombianos y los planes para mejorar la calidad de vida de los más pobres, son feriados por los corruptos en medio de una maraña de situaciones que muestran lo fácil que es ser corrupto.

Setenta mil millones de pesos (que son equivalentes a la deuda del Gobierno Nacional con el Hospital Erasmo Meoz por la atención a los migrantes venezolanos) se esfumaron y fueron a parar al paraíso fiscal de Delaware, como se ha expuesto en recientes informes de prensa e investigaciones de las autoridades. 

Aquí se advierte un entramado de tal magnitud que hace parecer muchas cosas inverosímiles, como por ejemplo la relajación de todos los controles para sacar semejante suma de  dinero del país sin que nadie se diera cuenta, presuntamente, o que tal vez pudieran existir complicidades para ello. 

Nada nos debe de extrañar en un país donde tranquilamente decimos que anualmente se pierden $50 billones por la corrupción como si eso fuera parte de la normalidad, mientras millones de colombianos tienen tantas necesidades básicas insatisfechas, que con ese dinero que alimenta la voracidad de la corruptela, perfectamente se pudieran solucionar.

Es que incluso, si se hiciera una real aplicación de las leyes y normas para enfrentar ese delito, no tendríamos que andar cada año en la discusión eterna de las reformas tributarias, porque solo cerrándole el boquete  de los $50 billones que ya estamos acostumbrados a que se pierdan, tendríamos una manera de garantizar el equilibrio fiscal, sin recargárselo a nadie.

De verdad que si el país no se compromete en una real cruzada para desmontar las redes corruptas que no respetan ni el PAE  ni los puentes que se les caen ni los contratos para llevarles internet a  los niños pobres o que montan carteles alrededor de enfermedades de alto costo o que no desaprovechan los grandes contratos del Estado para hacer de las suyas, este cáncer seguirá carcomiendo todo a su paso.

Esos famosos pactos anticorrupción o portales para atacar a los corruptos, sin una justicia que realmente los ponga en el sitio que debe de ser, es decir, con las penas ejemplarizantes y sin ningún tipo de beneficio  y los castigos alternos adecuados, como extinción de dominio y confiscación de todos sus bienes y pérdida definitiva de los derechos políticos, de nada valdrán esos compromisos veintijulieros.

Si nos ponemos a hacer cuentas, $50 billones son tres reformas tributarias, que perfectamente servirían en el año para trazar planes de choque contra el desempleo, garantizar la educación gratuita, universal y de calidad y fortalecer, de paso, el sistema de salud.

Así que a partir de esta fecha del Día Nacional contra la Corrupción dejemos de romantizar la acción de los corruptos y de decir tranquilamente que ellos se embolsillan equis plata, sino más bien empezar a derrotar ese imperio que, por ejemplo en Norte de Santander, también nos ha golpeado muy duro, pero son muy pocos o casi nulos los casos en que esos amigos de meterle la mano a los dineros del Estado han sido ejemplarmente castigados. 

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