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Editorial
Coronavirus decembrino
Como pintan las cosas, esta Navidad y Año Nuevo tendrán que celebrarse sin besos ni abrazos ni visitas a familiares.
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Jueves, 3 de Diciembre de 2020

La gente se persigna y acomoda el tapabocas al ver pasar la lenta carroza fúnebre en la que el conductor y ayudante van con sus trajes astronáuticos llevando un fallecido por coronavirus al cementerio sin ninguna ceremonia fúnebre previa.

Así es el triste final de quienes pierden la batalla contra la COVID-19 que en Norte de Santander tiene colapsado de nuevo el sistema de salud en medio de una grave indisciplina ciudadana para cumplir las medidas de bioseguridad.

La desbordada asistencia masiva a sitios de reunión, el no uso del tapabocas, el no lavado de manos y violar el distanciamiento social nos están pasando una peligrosa y riesgosa cuenta de cobro para la salud de los habitantes del departamento.

Ojalá no sea necesario que fallezca un miembro de cada una de las familias de la región para que se tome conciencia de que la pandemia es una realidad y no un juego y que la propagación sigue su curso.

Este virus que está entre nosotros desde marzo del presente año ya ha hecho muchos estragos con una cifra de contagio que ya alcanza las 29.529 personas en territorio nortesantandereano, donde el número de muertos hasta el momento es de 1.388.

Hay que escuchar, pero también atender advertencias como la de Miguel Tonino Botta, gerente del Hospital Erasmo Meoz, sobre que la pandemia llegó para quedarse y de que “se habló de un pico en octubre... aquí lo que hay es una incidencia elevada de casos (de coronavirus) empezando diciembre de 2020”.

Como pintan las cosas, esta Navidad y Año Nuevo tendrán que celebrarse sin besos ni abrazos ni visitas a familiares y amigos, porque esa efusividad humana puede llegar a terminar en tragedia.

Muy bien lo expusieron varios seguidores de la página de Facebook de La Opinión en el sondeo virtual sobre lo que está sucediendo en la ciudad con la pandemia, razón por la cual seleccionamos algunas respuestas por lo contundente del mensaje.

“La gente cree que es más importante la ropa que la salud, qué tristeza”. “(...) la gente toma todo deportivamente y cuando se enferman si quieren que los atiendan primero a ellos”. “(...) qué triste que los que sí nos hemos cuidado y actuado contra ese virus vayamos a pagar encierro por culpa de esos irresponsables”.

La consigna es ser ciudadano que implica una serie de deberes, entre ellos el de acatar las normas emitidas por las autoridades de salud relacionadas con el autocuidado que finalmente conlleva a la protección de los demás.

Así como los médicos y enfermeras y otros trabajadores de la salud cumplen la misión en la primera línea de combate contra la enfermedad, a los demás nos corresponde actuar dentro de los cánones de la bioseguridad.

Mientras que las administraciones nacional, departamental y local hacen las tareas para vigorizar el sistema hospitalario y adelantan las acciones para tener acceso a las futuras vacunas, nosotros tenemos que entender que las novenas, la cena, la llegada del Niño Dios y el recibo del Nuevo Año, tendrán que ser ‘atípicos’, ‘fríos’ y ‘asociales’.

Debemos entender que muy cerca nos acecha el coronavirus que en el reporte de ayer contabilizó 340 nuevos casos confirmados en Norte de Santander.   

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