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Cuando la memoria falla

Quizás el expresidente Andrés Pastrana nunca pueda asimilar las consecuencias de su estrepitoso fracaso del Caguán.

La falta de oficio a la que se refieren familiarmente los colombianos cuando quieren decir que alguien pierde el tiempo afecta gravemente la memoria y, de paso, el juicio y toda la capacidad de reflexión.

Algo cercano dicen los fisiólogos cuando hablan de que si un órgano del cuerpo no se ejercita, irremediablemente termina atrofiado. Inservible. Inútil.

Excepcionalmente, a algunos expresidentes les ocurre que, de tanto no hacer nada, aunque fuera jugar tresillo, terminan navegando en el proceloso mar de la desmemoria y de la falta de sindéresis, con dos consecuencias: pasar impunemente sobre sus palabras con tal de tener poder otra vez, y creer que los desmemoriados son los demás.

Quizás el expresidente Andrés Pastrana nunca pueda asimilar las consecuencias de su estrepitoso fracaso del Caguán. Es que, en verdad, no es fácil aceptar la responsabilidad de uno de los peores osos hechos por mandatario colombiano alguno.

Por eso está dedicado a hacer lo que sea, con tal de que aquello quede en el olvido. Y hacer lo que sea incluye aliarse con el senador Álvaro Uribe para continuar torpedeando el actual proceso con las Farc, en el que él confió tanto que dijo estar entre “el 70 por ciento de los colombianos que queremos la paz”.

Lo dijo en BBC con ocasión de una furibunda crítica a Uribe, en torno del cual se preguntó ‘¿por qué negocia con el cartel de Medellín y los paramilitares (…) y por qué no le da la oportunidad al presidente Santos de la búsqueda de la paz con las Farc y ojalá con el Eln? (…) Ojalá que el presidente Santos logre hacer la paz, y ese es el deseo que tenemos todos los colombianos. No lo entiendo, no tengo respuesta para la actitud de Uribe’.

Pues, la verdad, tampoco es fácil entender la actitud de Pastrana. Y menos, luego de tantas declaraciones públicas suyas en contra de Uribe y de su segundo, el senador Obdulio Gaviria, de quien el expresidente dijo que ‘obtuvo dinero de su primo (el capo de capos del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria) para financiar sus campañas y era consejero personal’.

Ahora, Pastrana tendrá que vérselas, de manera permanente y en la intimidad de la campaña, con José Obdulio, cuyos votos el expresidente consideró como ‘premio al narcotráfico’, y pasar por alto lo que de él dijo su nuevo compañero de viaje: ‘Pastrana fue el responsable del fraude de Dragacol. Yo soy responsable de tener un primo con el que no tuve tratos. ¿Entonces? Es responsable del Caguán y de la impunidad que allí se practicó; en su gobierno el paramilitarismo y la guerrilla tuvieron un crecimiento exponencial, que se frenó con la Seguridad democrática. Concedió despeje de 40 mil kilómetros como zona de impunidad, de secuestro, de muerte’.

Pastrana tiene razón. Hay cosas que no se entienden. Quizás, porque para entenderlo se hace necesario no poder recordar: el ayer deja de existir cuando se vislumbra la posibilidad de satisfacer las ansias de poder.

Por eso, y parodiando, hoy se puede decir que no hay peor desmemoriado que el que no quiere recordar…

Viernes, 23 de Junio de 2017
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