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Editorial
Curules de paz
Si nada extraordinario ocurre desde el punto de vista jurídico, en las elecciones de marzo un tarjetón adicional se les dará a los votantes de Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú.
Viernes, 1 de Octubre de 2021

En el periodo legislativo (2022-2026) desde las regiones colombianas marcadas por la violencia llegarán a la Cámara de Representantes 16 congresistas, por la circunscripción especial para la paz, en cumplimiento del acuerdo firmado con las extintas Farc.

Si nada extraordinario ocurre desde el punto de vista jurídico, en las elecciones de marzo del año  entrante un tarjetón adicional se les entregará a los votantes de la zona rural de Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú para elegir a quien llegará a ocupar la curul de paz.

Las curules de paz no coinciden con las mismas circunscripciones de los departamentos, sino que corresponden a áreas específicas determinadas por el Acuerdo de Paz, por haber sido afectadas por la violencia y tener una escasa representación política.

Sin embargo, así como en el país no cesan los fuertes señalamientos y críticas contra el proceso de paz, de la misma manera se han producido severos cuestionamientos y acciones de toda naturaleza para tratar de abortar este mecanismo de participación para las víctimas.

Entonces, mientras que se siguen escuchando voces de que abrir dicha alternativa va en contravía de los planteamientos de austeridad y de achicar el Congreso, en el caso de Norte de Santander tendremos seis representantes en los periodos 2022-2026 y 2026-2030.

En territorios como el Catatumbo y otros en Arauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Antioquia (2), Cauca (2), Caquetá, Meta, Bolívar, Nariño, Putumayo, Bolívar y Tolima, donde regirá este sistema, no comprenden dicho ataques lanzados por organizaciones políticas, cuando precisamente de lo que se trata es de que la diversidad de Colombia se muestre en el lugar donde las leyes nacen y se desarrollan los más importantes debates de control político al Gobierno Nacional.

La misión trascendental en este momento es blindar dicho procedimiento para que se cumplan los requisitos exigidos y evitar que sea contaminado o puesto en riesgo porque haya ‘colados’ que realmente no sean quienes representen de las víctimas de la violencia en esas áreas.

Por eso en el lapso previsto de inscripción de candidatos que va del 13 de noviembre al 13 de diciembre, hay que estar muy atento para que quienes aspiren cumplan este requisito: ser víctima y haber nacido o habitado en la respectiva circunscripción los tres años anteriores a la fecha de la elección y en caso de tratarse de desplazados, encontrarse en proceso de retorno.

Tampoco podrán buscar un escaño desde esa circunscripción los excombatientes de grupos armados ilegales que se hayan desmovilizado en los últimos 20 años.

Como se explicó en el abecé publicado por La Opinión, quienes busquen un escaño en el Salón Elíptico, tendrán que pertenecer necesariamente a organizaciones de víctimas, campesinas, sociales, de mujeres y también podrán ser postulados por consejos comunitarios, resguardos indígenas o grupos significativos de ciudadanos.

Ahí podrían tener la posibilidad de llegar los exmilitares que resultaron afectados por el conflicto armado, como lo explicó el Consejero para la Estabilización y la Consolidación, Emilio José Archila.

Lo anterior significa que los exmiembros de la fuerza pública que se encuentra en el Registro Nacional de Víctimas, y  que llenen los requisitos exigidos, tienen la posibilidad de presentar sus aspiraciones al Congreso de la República por la circunscripción especial para la paz.

Escuchar voces nuevas en el Congreso de la República, y mejor aún, llegadas desde la Colombia profunda, y que aporten sus ideas y propuestas para la construcción de una Nación más incluyente y diversa, es una apuesta a la que  debe jugarle el país, para seguir edificando la paz con justicia social.


 

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