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De las oportunidades

Frontera de oportunidades, un proyecto para la prevención de conflictos y recuperación temprana de la frontera.

De un reciente tiempo acá, diversas voces locales vienen coincidiendo en la necesidad de que la actual crisis migratoria venezolana, soportada con estoicismo y gallardía por Cúcuta y Norte de Santander, deje para la región algo más que la memoria de su desprendimiento y su solidaridad y, tal vez, los agradecimientos.

Es una posición lógica, nacida de la inquietud general en el sentido de que, cuando las cosas cambien en el vecindario, ¿de qué manera podremos aprovechar esa nueva y definitiva oportunidad, si no tenemos un plan diseñado para el efecto y para darle a la región una plataforma sólida que le permita ajustar su economía?

Pues ya hubo respuesta. Se trata de Frontera de oportunidades, un proyecto para la prevención de conflictos y recuperación temprana de la frontera, destinado para la población inmigrante y de acogida asentada en esta zona, cuyos primeros pasos pretenden dar vida a la Alianza para el Desarrollo Sostenible de la Frontera.

En esta alianza están comprometidos organismos internacionales como el Pnud, la OIM y la Agencia de Cooperación Alemana (Giz), gremios empresariales como Andi, Fenalco, universidades nortesantandereanas, los gobiernos nacional, local y regional y el Sena, entre otras entidades públicas y privadas.

Por ahora, esta alianza sostiene un proyecto piloto en Villa del Rosario, con 15 unidades productivas que generan 102 empleos directos en sectores como los de producción de alimentos, marroquinería y confecciones. También, una red de artistas binacionales, así como de gestores de convivencia pacífica y de resolución de conflictos.

El proyecto está diseñado para salirle con éxito al paso a la eventualidad de que muchos venezolanos radicados en Colombia quizás no regresarán a su país en el caso de un cambio de gobierno, y esas personas tendrán que derivar todos sus ingresos de proyectos productivos como los del plan piloto.

Desde luego, no es lo que se ha esperado, en materia de apoyo, para Cúcuta y Norte de Santander, pero del éxito de estas iniciativas dependerá, sin duda, que el Gobierno central destine los recursos que con tanta insistencia se le solicitan, para preparar a esta región para el futuro cercano, cuando la normalidad llegue.

Para entonces, deberá haber mecanismos de financiación y de comercio que faciliten la reanudación del comercio binacional, y disponer de los altos niveles de competitividad que, sin duda, serán necesarios. Hoy siguen deprimidos por las mismas razones de siempre: la corrupción generalizada, pública y privada, y la falta de mecanismos de justicia que impidan que la impunidad sea norma de vida.

Faltan muchas cosas para preparar a la región, y en ellas tendrán que ver no solo el gobierno en todos sus niveles, sino el sector privado que, con iniciativas como esta alianza, demuestran que sí tienen interés en contribuir.

Lo importante es que ya se han dado los primeros pasos, y que al menos hay voluntad para materializar ideas de beneficio común. Que en estos planes aun falte el liderazgo político de la región no es extraño. Unos y otros siguen empeñados en materializar sus aspiraciones electorales, lo cual es explicable. Lo inexplicable es que nunca tengan tiempo para devolverles a sus electores la posibilidad de un mejor futuro. Lástima.

Viernes, 15 de Marzo de 2019
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