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Editorial
Desafío de la vacunación
Norte de Santander requiere que en el anunciado programa de vacunas exista un trato preferente, puesto que enfrenta mil males a la vez.
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Miércoles, 6 de Enero de 2021

Así como 2020 quedó marcado para la historia como un año pandémico que entre otras cosas llegó a frenar la veloz carrera diaria del frenético  trasegar humano, los habitantes de la Tierra confían en que 2021 sea el año para empezar a vencer y someter al desafiante  y peligroso coronavirus.

De lo general vayamos a la particular, como es el caso de Norte de Santander, uno de los departamentos que por estos días ha recibido fuertes golpes de la COVID-19, que por ejemplo del 23 de diciembre al  2 de enero contagió a 3.771 personas.

A esa aceleración en la propagación hay que sumarle el triste y riesgoso hecho de que desde hace varias semanas la región se está moviendo en los primeros puestos del listado diario de fallecidos, para mostrar la alta letalidad del virus.

Al figurar ahí con regiones como Bogotá, Antioquia y el Valle, que  nos sobrepasan en número de habitantes, equivale a indicar que somos una zona de alto riesgo como se advierte en el hecho de que por lo menos 21 médicos han fallecido por la COVID-19 al igual que un alto número de trabajadores de la salud.

Esos indicadores que no son nada halagadores y menos con la actitud desafiante de muchas personas que pese a ser sabedoras del peligro y de los riesgos no acatan las medidas de bioseguridad, indica que Norte de Santander debería de estar dentro de las prioridades del Gobierno Nacional en cuanto a la vacunación contra el coronavirus se refiere.

Incluso, todos esas cifras calamitosas de 41.745 casos confirmados, de ser novenos ayer en el país en propagación con 496 contagiados en un día y  sumar más de 2.070 fallecidos, debería llevar a que nos consideraran como un área piloto para el proceso de inmunización.

Mientras ya las UCI están copadas en más del 90% en el sistema departamental hospitalario, debería tenerse presente para esa prioridad en la vacunación, que nosotros soportamos esa gran oleada migratoria venezolana, que incluso abrió un gran boquete en las finanzas del Erasmo Meoz, que el Gobierno Nacional todavía no accede a cancelar.

Norte de Santander, como la puerta de entrada a Colombia por la más importante y más activa zona fronteriza, así esté cerrada por motivos políticos de los gobiernos de Bogotá y Caracas, requiere que en el anunciado programa de vacunas exista un trato preferente, puesto que enfrenta mil males a la vez: pandemia, desempleo, hambruna, violencia, pobreza,  desigualdad, éxodo venezolano, informalidad y un largo etcétera.

Se han escuchado anuncios nacionales y locales de que el alistamiento para batallar contra el coronavirus ya se encuentra en marcha, despertando una gran expectativa entre la comunidad.

Por ejemplo se habla de la conformación del Comité técnico de planeación, gestión logística, ejecución, seguimiento y control del proceso de inmunización COVID-19 en Norte de Santander, que como se ve tiene varios frentes de acción que deben de operar como la maquinaria de un reloj.

Para la primera fase de vacunación se calcula la aplicación en el departamento de 340 mil dosis para cubrir en la primera etapa a los médicos, enfermeras y demás profesionales de la salud, que están en la primera línea de atención hospitalaria, lo mismo que a la población con  80 o más años de edad. Dentro de ellas se calcula que para Cúcuta en esta primera fase se utilizarán unas 200 mil dosis. Lo importante es que todo arranque bien y en perfecta coordinación y cumplimiento de los protocolos, antes de que todo empeore.

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